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Mostrando entradas de abril, 2020

Siete meses..

Esa manita que ustedes ven ahí protegiendo a mis callados dedos cumple hoy siete meses.  Siete reflejos de luna. Siete lunes con ecos de parto. Siete caricias de vida… E incontables sonrisas -unas setenta mil- dibujadas sobre la orilla de su inocente y risueña mirada. Esa manita que aquí les comparto es la de mi niño. Mi pequeño capitán. Mi salvavidas eterno.  Todo el que me conoce sabe de él… y él sabe de todo aquel que me pregunta por sus primeras huellas; cada uno recibe aquello que no tiene problemas en dar. El destino me lo envolvió en un papel de regalo hilvanado con su llanto, ese que se calmó con una copla de carnaval y que a día de hoy los dos tatareamos… él para conciliar el sueño… yo para soñar con sus tarareos. Desde que vino al mundo, me siento en un segundo plano. Justo entre las bambalinas del teatro que lleva su nombre. Y la función que me brinda cada noche es maravillosa. A pesar de estar en una continua duermevela. Cuando nadie me v

Aprendizajes..

        Si algo positivo voy a llevarme de este tiempo de confinamiento -aparte de ver crecer a cada instante a mi hijo- son unos cuantos aprendizajes que de una manera u otra harán que salga de aquí con una visión distinta de las cosas.  Por ejemplo, cada día aprendo una arista más de mi labor como docente. Entiendo el por qué esta profesión me escogió a mí. Asumo el desgaste que supone enseñar. Arriesgo y apuesto en lo que creo. Sigo mi camino sin esperar el aplauso de nadie. Me enorgullezco de ser un simple maestro escuela.  Agradezco a  Dios  la familia que tengo. He aprendido cada noche qué, a pesar de las distancias, de los disgustos que les doy y de ser como soy, siguen estando ahí. Gracias.. Un aprendizaje incalculable ha sido el referente a la amistad. Los amigos de verdad escasean, y yo tengo cuatro o cinco que respetan mi forma de ser, que asumen mis lagrimas y mis silencios como una herida abierta en sus carnes; tengo claro que, si a estas alturas de este encier

Dame tu mano..

    Llevo años mirándote de soslayo. Con la mirada nerviosa. Con las manos metidas en los bolsillos. Con el deseo en los labios. Conozco de Ti todo aquello que tu me dejaste un día conocer, tras un otoño de vaivenes y un invierno de fríos y cafés a media tarde, escribiendo tu nombre en los vahos de las esquinas en una despedida amarga y arrepentida. Éramos dos adolescentes caminando de puntillas por la cuerda navegable de un sueño; el tuyo era que me quedara en ti. El mío era el de quedarme en tu ser, beberte a sorbos tras cada amanecer, sacudirnos el llanto tras cada parto de azahar, y salir a correr descalzo por los zaguanes de tu memoria. Pero no pudo ser.  La edad. Las prisas. El miedo… La cobardía. El camino fácil. El no querer apostar por mí… El negarme. El negarte. El negarnos a ser felices. Y la herida duele. Como un recuerdo desarmado. Como un amor olvidado. Como una refriega de calles adormecidas por el viento cuando el frio arrecia y la escar

Glosas Semana Santa Sevilla 2020

Viernes de Dolores            Goterones de extrarradio Mas allá del horizonte de la ciudad, Dios se hace presente entre ropas tendidas a media asta y vecinas asomadas a la calle con las arrugas de los años tapadas por delantales de cansancios. La calle de la amargura es un mapa para misioneros amparados al reflejo de las nubes; la  Madre  escogida por el cielo se aferra a la llama de su  Amor  para no perder la cordura; y todos los dolores del mundo se vuelven compasivos cuando alguien pronuncia, junto a la vista más bella del atardecer, el  Dulce Nombre de María.  La  Pasión y Muerte  de Cristo rachea sus silencios por el arrebal de los suspiros, y la  Corona  que le ciñeron al lienzo de las Escrituras sobre su cabeza se vuelve del revés cuando silabean su nombre en el Sagrario imperecedero de la memoria. Viernes de Dolores … el lugar donde los cirios dibujan sobre la ciudad goterones huérfanos de fronteras. Sábado de Pasión                   Ensoñacion

Éramos libres..

Nuestros latidos desandaban las aceras con los segunderos a medio escribir, con el eco del  “mañana”  como excusa para vernos, con la línea del horizonte tatuando besos por la espalda.  Pero todo cambio de repente. En un abrir y cerrar de ojos. En el instante que se esfuma un bostezo de gato. En lo que se tarda en franquear la cerradura de la puerta de casa.  En estos días, estamos aprendiendo a mirar por la ventana como el que mira un recuerdo con las esquinas desgastadas por el tiempo.  Mientras unos deshojan las hojas impares de la memoria, otros han encontrado en el silencio, en las paginas de un libro, o en el compás infinito de una canción inacabada el salvavidas a su día a día. Yo me conformo con ondear al viento mis sueños. Desarmar mis aplausos con una mirada de preocupación. En saber quien está a este lado de la orilla de mis días. Éramos libres… Como esas nubes que todo el mundo observa, pero nadie consume; como esos vientos arremangados por

De los Judíos..

                             Los cofrades identificamos a otros cofrades por la Hermandad a la que pertenecen. Quizás desconocemos sus apellidos, incluso su verdadero nombre, pero sabemos perfectamente qué día de la Semana Santa hacen estación de penitencia. De esa forma,  Josevi  pertenece a la Buena Muerte;  José Blas  siempre será de la Amargura;  Mateo  es del Consuelo…Y mi amigo  Oca  es de los Judíos. Y lo es desde el mismo día que nació. Me consta de su amor por su cofradía y por su hermandad en sí. Ambos fuimos al mismo instituto, y sus pasos de juventud lo llevaban una y otra vez a la parroquia de San Mateo. En torno a la imagen del Señor de las Penas fue cimentando su particular fe; la de un  golfillo  que se ha hecho mayor sin apenas darse cuenta. Cada vez que necesitaba pedirle algo,  el Oca  buscaba entre sus desordenados papeles cualquier vieja estampa de su Cristo.  Cada vez que sus cicatrices fueron creciendo, con la arenilla de la rampa de su igl

Luz entre Sombras..

Y de nuevo el  Hijo de Dios  surgió de las cenizas del hambre. En un arrebato de vida. Regresando con una voz parecida, pero con unas huellas que ya nunca serán iguales.  De ahí que la mañana se pespuntee con la yema de sus dedos.  De ahí que las nubes pasajeras se dibujen con el rastro de los vencejos que estuvieron presentes en su despedida de este mundo. De ahí que el mandamiento mas sincero se trace con las líneas maestras donde se sustenta el motor de este regalo del cielo:  el amor. Porque si detrás de toda esta  Pasión, de esta Muerte y de esta Resurrección  no existiera el amor, estaríamos asistiendo a la mayor mentira jamás contada por los vientos. Pero los vientos no mienten cuando un cirio deshoja goterones de promesas; o cuando una bulla clama izquierdos y alardes; o cuando los pellizcos del alma son el lenguaje con el que los silencios tararean rezos. Dios ha regresado.  Sin más. Por el camino más corto que la memoria tiene para dejar de d

Mater Dolorosa..

Ruego, Mater Dolorosa  que el pliegue de tu mirada  venza al dolor de la espada  y a la luz donde reposa  una pena que rebosa  un manantial de sudores  una muerte entre estertores  y el quebranto del que reza  gritando la realeza  del llanto de tus Dolores.  Mirad, Mater Dolorosa  vuelve a nosotros tus venas  calmando así las almenas  del jardín donde eres Diosa   y eres bonanza piadosa   y eres recuento de errores  sufriendo los sinsabores  del que te proclama Alteza  al descubrir Tu pureza  si te susurra, Dolores  Dinos, Mater Dolorosa  cómo sostienes la pena  de respirar la condena  si pareces una rosa.  Un romance escrito en prosa  un silencio de fervores  los ecos de los tambores   que proclaman la grandeza   del frío de tu belleza  al padecer mis Dolores.