Ruego, Mater Dolorosa
que el pliegue de tu mirada
venza al dolor de la espada
y a la luz donde reposa
una pena que rebosa
un manantial de sudores
una muerte entre estertores
y el quebranto del que reza
gritando la realeza
del llanto de tus Dolores.
Mirad, Mater Dolorosa
vuelve a nosotros tus venas
calmando así las almenas
del jardín donde eres Diosa
y eres bonanza piadosa
y eres recuento de errores
sufriendo los sinsabores
del que te proclama Alteza
al descubrir Tu pureza
si te susurra, Dolores
Dinos, Mater Dolorosa
cómo sostienes la pena
de respirar la condena
si pareces una rosa.
Un romance escrito en prosa
un silencio de fervores
los ecos de los tambores
que proclaman la grandeza
del frío de tu belleza
al padecer mis Dolores.
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