Pasaste por mi vera sin mirarme envolviendo con luz a mi negrura y el silencio perdió la compostura al ver a Tu zancada cobijarme. Te vi llegar, y al vernos, acordarme de ese trozo de piel, de esa costura que mi fe desenreda con dulzura cuando niego Tu voz al desarmarme. Tenemos una cita desarmada en la que el corazón rompa a llorar sin que los labios alcen su mirada. Revelaré sin miedo y sin dudar pisadas con sabor a madrugada desnudando recuerdos sin hablar. Soneto escrito en noviembre de 2018