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Mostrando entradas de 2019

Mi Héroe..

Ahora que el mundo espera la llegada del  Mesías  en torno a villancicos y zambombas, permitidme que escriba bajito lo que a gritos le he contado cientos de veces al mejor de los nacidos.   Él  mejor que nadie sabe lo que siento cuando el tiempo nos acerca a la Nochebuena y los Reyes Magos visitan hogares y zaguanes. Y es que no me gusta la  Navidad . La respeto, pero no la soporto. Convivo con ella, pero apenas la miro a la cara. Ella va por una acera, mientras que yo camino en silencio por la otra.   Y eso que lo he intentado. Por activa. Por pasiva. De todas las formas posibles. Con todas mis fuerzas…  Pero no me sale el postureo, la falsedad y el  bienqueda  de estas dos semanas de consumismo y prisas.  No me siento cómodo deseándole buenos deseos a personas miserables que me dejaron tirado primaveras atrás y me enseñaron el cristal de su soberbia; yo a ellos los he perdonado, ellos a mí aun no. No soy capaz de entender cómo el mundo se rige por valores como el ego

Decir no...

La otra mañana estuve hablando sobre la importancia de  decir   no  a ciertas cosas, a ciertas proposiciones, a ciertas realidades que nos rodean…  Y de una manera u otra llegamos a la conclusión de que es más necesario de lo que nos creemos, aunque tengamos que hacer un esfuerzo sobrehumano, y nos cueste un mundo verbalizarlo. Y nos cuesta tanto verbalizarlo por el miedo que tenemos al rechazo, al que dirán los demás y a herir susceptibilidades. Nos cuesta tanto verbalizarlo porque no tenemos recursos ni habilidades suficientes como para decirlo de forma natural; nadie nos ha enseñado y no sabemos cómo hacerlo, en definitiva. Y nos cuesta tanto verbalizarlo por nuestra educación, por nuestra cultura y por nuestras raíces familiares. Pero es de suma importancia aprender a  decir   no , ya que de lo contrario estamos condenados a perder el control de nuestra vida e iremos acumulando en nuestra memoria una rabia innecesaria por no hacer lo que en realidad queremos. No se

Un carnaval eterno...

La vida es un regalo. Es un acorde de guitarra. Es una bola de cera desgastada por los años. La vida se puede resumir en una cuarteta de carnaval. Y si esa cuarteta se escribe con el compás que ofrecen dos miradas que se quieren, se respetan, se aman.. el eco de ese carnaval retumbará por siempre en el teatro de los sueños. Sueños cocinados entre fogones de risas, con el fuego bajito y lento, y un vino descorchado encima de la mesa esperando a ser compartido.. Sueños envueltos en torno a esos abrazos que alejan del frío y ahuyentan a los miedos, a la soledad, a las penitas que se cuelan sin previo aviso por las rendijas de la tarde.. Sueños que se tejen con el hilo de las palabras susurradas; que se acunan entre sábanas sudadas; que se alcanzan con esfuerzo, constancia y fe. Mucha fe. Esa es la mirada que todos ansiamos perseguir bajo la lluvia o encontrar entre una turba adormecida de inciensos, y convertir cada uno de los besos que nos queden por robar en harapos de le

La soledad de Tu mirada..

        Sin darnos cuenta, noviembre encendió hace unos días los braseros de picón entre bostezos de luna y comenzó a deshojar fríos de escarcha junto al calor de los abrazos. La luz de la primavera aguarda paciente en un zaguán del tiempo a desvestirse de tarde, y las calles de la ciudad  agiraldada  desandan las baldosas de los recuerdos a estas horas para secarle las penas a la  Amargura … Secarle las penas a la  Amargura .. bendita quimera de cofrade… Porque nadie puede secarle las lágrimas al eco mudo que respira soledades tras los muros de San Juan de la Palma. Ni siquiera ese Discípulo Amado que estos días acomoda sus silencios tras los cierros de su  sevillania  y que, cuando el cerrojo de la iglesia enmudece, corre despavorido hasta donde  Ella  remienda tinieblas y letanías para envolverla con las manos, con el alma, con la palabra ausente y callada. Pero es que en torno a  Ella  todo sabe a tinieblas y a letanías; todo huele a quebrantos y a preocupaci

Patrimonio Inmaterial...

Ahora que noviembre se apresura a arrancar hojas del calendario y que el frío se va desperezando por las rendijas de la noche, uno siente que vivir tras las fronteras de  Jerez  es un verdadero lujo. Siempre lo he sentido así. Siempre he presumido de ello. Y, sobre todo, siempre se lo he confesado a los vientos.  Y esos vientos, que son los encargados de ir moldeando lienzos, espadañas y rincones, también son los encargados de acariciar con mimo esos otros patrimonios inmateriales que están ahí y que nos hacen ser poderosamente ricos. Patrimonio  como esas nubes blancas con sabor a castañas asadas que salpican las esquinas de la costumbre o esas voces que ensayan villancicos para acunar un año más la llegada del  Niño Dios. Patrimonio  como esos ecos que el tiempo cose a sus entrañas cuando una guitara llora compases flamencos o una saeta se acomoda sobre el alambre  cuaresmado  de un puñado de adoquines. O  patrimonio  como el que se cuece a fuego lento tras los muros d

Será la Luz...

Paseaba la otra mañana mis silencios por Cádiz, cuando clavé mi mirada en el horizonte que ante mí se descubría, y pude saborear hasta el salitre de un mar que porfiaba sin descanso con los vientos. Mientras que las nubes que algún Dios pintaba a lo lejos venían y se iban a paso lento, el sol estampaba caricias sobre las azoteas revestidas de ropa.   El cielo era un sueño embebido de abril. El tiempo se perdía por las esquinas. Los espejos reflejaban cenizas, latidos, cicatrices rotas, … Pero si algo hacía diferente aquella fotografía de tiza que ante mí se estaba revelando era la luz que proyectaba la propia luz… Una luz que hace que los problemas de la gente del sur sean los mismos problemas que los problemas de la gente del norte, pero amortiguados por estos lares por la ironía, la risa y el saber atemperar los nervios.   Una luz que hace que el dolor que uno siente cuando lo están pisoteando de manera injusta en el trabajo, o en la amistad, o en la alcoba d

Ese día...

Cuando la noche comenzaba a embriagar las calles con humo de castañas y manos rebuscadas en los bolsillos,  Tu  nombre volvió a recorrer -por el canal de los escalofríos-, las arterias de mi cuerpo. Que curiosa es la vida a veces,  Señor. Justo en el día en el que más presente te he tenido,  Tú   has aparecido por el precipicio ajado de mis labios, y a tu manera… has calmado la tempestad de mis miedos, has secado mis lagrimas empapadas de cristales, has hecho que el corazón se desboque en la orilla de una media sonrisa.  Ya dijo el genio aquello de que Dios nunca juega a los dados; y en las aristas de los míos, se puede leer  Tu  nombre del derecho y del revés.   Por eso, en la frontera que marzo ha delimitado para que tu túnica reparta  Salud , yo iré a buscarte, con las huellas de mis promesas hecha jirones, con el espasmo de las quimeras acomodadas sobre mi cintura, con la retina de mis ojos a punto de romperse en mil pedazos cuando te vea salir de tu Santuario

Jesús Espinosa González..

¡¡Hola!! Me llamo  Jesús Espinosa González , y le he quitado a mi papá su portátil para escribir con mis deditos de recién nacido el artículo de esta semana. Ya sé que soy aún muy pequeño y que acabo de llegar al mundo, pero como es de bien nacido ser agradecido, permítanme que desde estas líneas pueda daros las gracias.  En primer lugar, a todas las personas que asistieron a mi parto: gracias. Fue algo mágico sentirse arropado por un equipo de profesionales excepcionales y de una calidad humana inigualable; en especial a  Paloma Mata , por estar cerquita de mamá y no dejarla sola ni un segundo. A todas las personas que trabajan en la planta de maternidad: gracias. Vuestros corazones son la mejor envoltura para calmar nuestros primeros llantos y nuestros inesperados miedos. A todas las personas que felicitaron a mis papis cuando vieron mi primera foto: gracias. Me consta que se sintieron desbordados ante tantas muestras de cariño, que sintieron el arropo y la cercanía d

Una mañana a tu lado...

La cita se escribe sin miramiento alguno en el calendario de la costumbre, justo antes de tacharse por si sola con el rotulador negro de lo vivido. Ella , la que no ha dejado nunca de ser mi refugio, la que sostiene su pena -y mis penas-, sin alzar la voz, la que jamás ha dejado de sostener mis huesos de barro y mis arrugas cansadas, me volvió a esperar a esa hora en la que la mañana se desprende de las sábanas y las farolas se apagan para irse a dormir.  No se la de años que llevo a su lado.. No se muy bien qué me mueve a guardar silencio cuando la nombro entre  gritos entumecidos por la rabia.. No se los reversos ni los anversos con los que desarma mis costuras cuando se posa ante mí su rúbrica de Madre.. Pero no lo puedo evitar, y me encuentre como me encontré… voy a su encuentro como las miradas se posan en los balcones de las esperas, aunque la espera no quiera asomarse nunca más a ese balcón. Y enfundado en un traje de chaqueta, con una medalla carc

El tren...

Dejó escrito García Márquez que viajar es  “regresar valorando lo poco, es saborear una copa, es desear empezar” ; y hace unos días este escribano de sueños decidió viajar para empezar a valorarse. A veces uno se siente un afortunado sólo porque otros silabeen su nombre en la lejanía y deje de ser un olvido de tierra. Y ese viaje del que les hablo lo hice con recelos en la mirada y con una maleta repleta de nuevos propósitos...   Y ese viaje lo hice en tren… ese rumor de vida que despierta de la siesta al campo y que escribe historias de amor bajo la luna encendida... Y ese viaje no lo hice a solas; me acompañaron un rosario de suspiros y el aliento de personas que me quieren sin reparo al otro lado de mis complicados andenes...   Quizás pueda parecer una tontería, pero créanme cuando les escribo que necesitaba un reto así, salir de mi zona de confort y   perderle el miedo al miedo, ese enemigo que llevo instalado en las alforjas de mi alma y ajustarme las cu

Contigo, Lato Más..

Tengo una AMIGA a la que no le gusta cumplir años. Sopla las velas a mediados de septiembre, y me consta que es algo superior a sus fuerzas. Siempre le he dicho que si no fuera por ese nimio detalle de su personalidad, sería la mujer perfecta. Pero es mi AMIGA . Y le perdono que no sea perfecta, ya que atesoro motivos de sobra para quererla como la quiero, sufrirla como la sufro, necesitarla como la necesito. Porque la quiero tal y como es. Con sus miedos, sus lágrimas, sus ganas de bailar y brindar por la vida cuando mayo se viste de albero y faralaes; pronto consideraremos su casa como la caseta número 1. Porque la sufro cuando ella sufre por los avatares de la vida. Y los dos nos contamos las cosas cuando no podemos más. Y ambos nos tragamos las lágrimas y le sonreímos al mundo para que nuestros mundos apenas noten nuestras lágrimas. Y porque la necesito, sobre todo cuando la vida me atormenta y las palabras se atascan en la garganta, y a uno solo le da por

Llegó septiembre...

Descuelga el calendario el mes de septiembre y, como decía el pasodoble de Juan Carlos Aragón , el tiempo devuelve a los niños a las escuelas. Pero antes de que los llantos se desnuden en Infantil, las madres respiren tomando café aliviadas y los lápices afilen sus tintas de colores, los maestros y profesores son los primeros en volver. Y vuelven para adornar sus clases, para preparar sus temarios y horarios y para corregir los exámenes de esos alumnos a los que la vida escolar les da una segunda oportunidad. En definitiva, los maestros volvemos a recorrer un camino que ya conocemos de años anteriores; cambia el lema, la canción y los alumnos,… pero el fondo es el mismo de siempre. Por eso, a todos los que en estos días volvéis a escuchar la alarma del móvil para ir a la escuela, sólo os pido que volváis con las pilas cargadas, con la mente despejada y con ganas de masticar el verbo por el cual se nos paga: ENSEÑAR . Qué triste me resulta asistir a la queja de

Juntar letras...

Mi sueño de pequeño fue el de contar historias, relatos o sucesos que despertaran la curiosidad de los que me rodeaban,  pero el destino tuvo otros planes para mis huellas. Vivido el tiempo, pude acariciar esa quimera infantil con un micrófono en la mano y una cámara delante de mis miedos, pero aquellos días ya pasaron al olvido y mi maestro se salió con la suya cuando le confesó a sus adeptos aquello de “el Alberto no sirve para esto…”. Pero para saldar esa deuda que tenía conmigo mismo me quedaba el escribir negro sobre blanco, con la única y reparadora intención de apaciguar mi mirada. Y así, juntando palabras he dicho lo que he pensado política, social y moralmente, firmando mis pensamientos y mis rabias con nombre y apellidos, y dejando claro dónde y cómo pueden encontrarme.   Y así, he tenido la suerte de desnudar mi alma ante la Amargura , las Angustias o la Macarena …, sin tener ni padrino ni mentor, y he sido tremendamente feliz tallando esos suspiros, a