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Cuando ese día llegue

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Sé que vas a volver

  Hay amores que se escriben con la pasión del infinito, que se enmarcan en los besos eternos de la tarde, que sabes que al vivirlos corretean por el horizonte dibujado de los olvidos; y así es el amor que yo siento por Tí . Sabes de sobra que soy un hombre enamorado de Tí desde mi primer latido, desde mi primera mirada, desde mi primera palabra. Desde el primer abrazo, desde la primera de las albas, desde mi  primera nana. Desde que supe de Tí sin saber siquiera que ya existías en la comisura de mis labios. Por eso, llevo unos días difíciles, taciturno, enrabiado; donde silencio mis lagrimas al verte así, triste, devastada, manoseada por los que dicen amarte y son los mismos que te han desdibujado desde la piel hasta la sonrisa. Y es que no me cabe en mi cabeza humana lo que te han hecho Madre , cómo no han sido capaces de no cuidarte los que más dicen quererte, cómo el corazón no se les ha quedado helado al contemplarte y que ellos fueran los que lloraran todas las lágrima...

En tus brazos de Madre

  Quisiera decirte a solas  desnudándome la piel y silenciando la voz  de la manera mas cruel  para acallar mis sollozos  sobre un trozo de papel que mis latidos te buscan  como el martillo al cincel  como la orilla al levante  o como el lienzo al pincel. Como la luz a la noche  como el aroma al clavel  como la sombra al recuerdo  como la piedra al dintel. Como los amantes que buscan  el quererse a granel. Como los besos callados   que se entregan sin cordel.  Como el tiempo a perseguirte  como el sabor a la miel  y como tus brazos de Madre   que me vuelven a sostener  buscándome la mirada  cuando no te puedo ver.

Lukita Modric

  Un caballero en su última batalla  Hay jugadores que marcan una temporada, una época o un ciclo,  pero pocos jugadores han dejado una huella como la que Luka Modric ha dejado impresa sobre el tapete verde del Santiago Bernabéu. Porque verlo jugar ha sido como ver a un guerrero elegante, a un caballero con la pelota, a un templario en busca de su amada, siempre dispuesto a luchar en la batalla.  Nunca importó el rival, la dificultad o el cansancio de sus piernas, ya que el croata se entregaba con la misma pasión en cada encuentro como si fuera la primera vez, con la cabeza alta y la nobleza en los ojos de quién entiende que cada partido es una pequeña guerra que se juega con inteligencia, clase y sacrificio.   Se ha marchado Modric del Real Madrid... y su adiós fue como él: sincero, emotivo y lleno de respeto.  “No llores porque terminó, sonríe porque sucedió”, dijo, aunque la verdad es que resulta imposible no sentir un vacío.   Se v...

La "prima Kimberly"

Este año tenemos en el cole donde trabajo a una compañera de intercambio llamada  Kimberly , que es una nativa de Liverpool muy  apañá , que lleva los mofletes rojitos como el color de su bandera como buena hija de Rey Carlos de Inglaterra.   Kimberly  ya ha probado el puchero, la  pringá  y el  pescaito  de la plaza; ha vivido en sus carnes unas cuantas zambombas y con mucho entusiasmo fue conmigo a la recogida de la Cena, encantándole que fuera tan tempranito y que una leve lluvia amenazara la jornada; le dije que eso fue cosa de Natera para que ella se sintiera como en casa.    En esos días la hemos estamos preparando para que viva la  feria  en todo su esplendor; y mientras las compañeras le han apañado un traje de gitana  low cost , la directora le pidió un mantoncillo de lunares  cambembos  por el SHEIN que aún no ha llegado. A mí me ha tocado enseñarle a bailar sevillanas, y los padres le han dado consejos...

KIKO

  Francisco Narváez “ Kiko ” taconeaba sobre un tapete verde cada vez que se calzaba unas botas de fútbol. Él no jugaba, él enamoraba a la pelota y al público en general cada vez que henchía su pecho para controlarla o cada vez que aguantaba a los rivales mientras sus compañeros llegaban hasta el faro de su altura. Cuando eso sucedía, Kiko se hacía grande y él aprovechaba para abulerar un pase, para amagar con un desmarque o para lanzar flechas de arquero al corazón de una portería de fútbol. Tenía duende en sus movimientos. Arte en sus venas. Fútbol de calle que sólo te da la calle, donde la picardía te daba de merendar y los churretes se entrelazaban con las postillas de las rodillas. Ver jugar a Kiko era recibir un pellizco en la sombra de la piel y que se te escapara un “ ole ” al verlo rematar con ese descaro y esa mirada que el jerezano llevaba en sus adentros y que enamoró a los cuatro costados del planeta balompié. Si el flamenco se aprendiera en las escuelas, que sól...

ZIDANE

  Verlo jugar era como ver un atardecer desde la Caleta o sentir un beso desgarrado bajo la lluvia sin paraguas. Era la elegancia con un balón en los pies y la fotografía perfecta al verlo recibir. Cada vez que sonreía, el cielo brillaba de alegría. Cada vez que regateaba, los angelitos gritaban entre aplausos. Zidane fue de esos jugadores que uno veía como sólo los niños miran al arcoíris, a sabiendas de que todo su aura te embaucaba y te dejaba sin aliento y sin palabras. Fino. Con garbo. Y estilista de goles imposibles pero enmarcados en la memoria del fútbol. Tenía la sangre fría de un cirujano entre centenares de ojos y la delicadeza al golpear la pelota pelota y mandarla a la escuadra sin que esta sufriera y lo echara de menos. De mis jugadores favoritos. De mi ídolos de la infancia. Zidane siempre está presente en mis cuentos de fútbol, puesto que él representa ese caballero impoluto e inmaculado que en el último instante rescata a la dama en apuros, vence al dragón y rind...