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Aprendizajes..



        Si algo positivo voy a llevarme de este tiempo de confinamiento -aparte de ver crecer a cada instante a mi hijo- son unos cuantos aprendizajes que de una manera u otra harán que salga de aquí con una visión distinta de las cosas. 
Por ejemplo, cada día aprendo una arista más de mi labor como docente. Entiendo el por qué esta profesión me escogió a mí. Asumo el desgaste que supone enseñar. Arriesgo y apuesto en lo que creo. Sigo mi camino sin esperar el aplauso de nadie. Me enorgullezco de ser un simple maestro escuela. 
Agradezco a Dios la familia que tengo. He aprendido cada noche qué, a pesar de las distancias, de los disgustos que les doy y de ser como soy, siguen estando ahí. Gracias..
Un aprendizaje incalculable ha sido el referente a la amistad. Los amigos de verdad escasean, y yo tengo cuatro o cinco que respetan mi forma de ser, que asumen mis lagrimas y mis silencios como una herida abierta en sus carnes; tengo claro que, si a estas alturas de este encierro no hemos mantenido una conversación, lo mejor será que me destierres de tu vida, que olvides que una vez nos saludamos y que te vaya bonito.
Cada tarde busco un instante para contar hasta diez. Para mirar por la ventana. Para dibujar el horizonte que me espera mas allá de las nubes.  
Mas que aprender, me reafirmo en mis impotencias al ver que la clase política es mezquina, miserable y ruin; nos gobiernan analfabetos, incultos, aprovechados que llevan el yoismo en su sangre y en su piel.
Estoy aprendiendo a estirar el tiempo. A conocerme. A quererme. A odiarme. A leer entre líneas. A querer ser escritor por encima de todas las cosas. A echar de menos aquello que en su momento echaba de mas…
Como leí una vez.. “las cosas que duelen, instruyen…”

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