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Mostrando entradas de octubre, 2019

Será la Luz...

Paseaba la otra mañana mis silencios por Cádiz, cuando clavé mi mirada en el horizonte que ante mí se descubría, y pude saborear hasta el salitre de un mar que porfiaba sin descanso con los vientos. Mientras que las nubes que algún Dios pintaba a lo lejos venían y se iban a paso lento, el sol estampaba caricias sobre las azoteas revestidas de ropa.   El cielo era un sueño embebido de abril. El tiempo se perdía por las esquinas. Los espejos reflejaban cenizas, latidos, cicatrices rotas, … Pero si algo hacía diferente aquella fotografía de tiza que ante mí se estaba revelando era la luz que proyectaba la propia luz… Una luz que hace que los problemas de la gente del sur sean los mismos problemas que los problemas de la gente del norte, pero amortiguados por estos lares por la ironía, la risa y el saber atemperar los nervios.   Una luz que hace que el dolor que uno siente cuando lo están pisoteando de manera injusta en el trabajo, o en la amistad, o en la alcoba d

Ese día...

Cuando la noche comenzaba a embriagar las calles con humo de castañas y manos rebuscadas en los bolsillos,  Tu  nombre volvió a recorrer -por el canal de los escalofríos-, las arterias de mi cuerpo. Que curiosa es la vida a veces,  Señor. Justo en el día en el que más presente te he tenido,  Tú   has aparecido por el precipicio ajado de mis labios, y a tu manera… has calmado la tempestad de mis miedos, has secado mis lagrimas empapadas de cristales, has hecho que el corazón se desboque en la orilla de una media sonrisa.  Ya dijo el genio aquello de que Dios nunca juega a los dados; y en las aristas de los míos, se puede leer  Tu  nombre del derecho y del revés.   Por eso, en la frontera que marzo ha delimitado para que tu túnica reparta  Salud , yo iré a buscarte, con las huellas de mis promesas hecha jirones, con el espasmo de las quimeras acomodadas sobre mi cintura, con la retina de mis ojos a punto de romperse en mil pedazos cuando te vea salir de tu Santuario

Jesús Espinosa González..

¡¡Hola!! Me llamo  Jesús Espinosa González , y le he quitado a mi papá su portátil para escribir con mis deditos de recién nacido el artículo de esta semana. Ya sé que soy aún muy pequeño y que acabo de llegar al mundo, pero como es de bien nacido ser agradecido, permítanme que desde estas líneas pueda daros las gracias.  En primer lugar, a todas las personas que asistieron a mi parto: gracias. Fue algo mágico sentirse arropado por un equipo de profesionales excepcionales y de una calidad humana inigualable; en especial a  Paloma Mata , por estar cerquita de mamá y no dejarla sola ni un segundo. A todas las personas que trabajan en la planta de maternidad: gracias. Vuestros corazones son la mejor envoltura para calmar nuestros primeros llantos y nuestros inesperados miedos. A todas las personas que felicitaron a mis papis cuando vieron mi primera foto: gracias. Me consta que se sintieron desbordados ante tantas muestras de cariño, que sintieron el arropo y la cercanía d

Una mañana a tu lado...

La cita se escribe sin miramiento alguno en el calendario de la costumbre, justo antes de tacharse por si sola con el rotulador negro de lo vivido. Ella , la que no ha dejado nunca de ser mi refugio, la que sostiene su pena -y mis penas-, sin alzar la voz, la que jamás ha dejado de sostener mis huesos de barro y mis arrugas cansadas, me volvió a esperar a esa hora en la que la mañana se desprende de las sábanas y las farolas se apagan para irse a dormir.  No se la de años que llevo a su lado.. No se muy bien qué me mueve a guardar silencio cuando la nombro entre  gritos entumecidos por la rabia.. No se los reversos ni los anversos con los que desarma mis costuras cuando se posa ante mí su rúbrica de Madre.. Pero no lo puedo evitar, y me encuentre como me encontré… voy a su encuentro como las miradas se posan en los balcones de las esperas, aunque la espera no quiera asomarse nunca más a ese balcón. Y enfundado en un traje de chaqueta, con una medalla carc