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Mostrando entradas de 2020

Por eso escribo..

            Escribo  porque es la única forma que tengo de ahuyentar a mis miedos. De salir airoso del tedio que aprisiona mis huellas. De mirar al horizonte con calma poética.   Escribo porque al escribir, siento la libertad corretear entre mis dedos, como cuando remojo mis pies en la orilla de cualquier mar o beso tu espalda mientras gimes mi nombre.   Escribo para dejar un legado. Para que conozcan los pasadizos de mi alma. Para que se sepa qué escondo detrás de mis silencios.   Escribo para que  mi hijo  sepa quien soy; algún día, cuando él resiga mis palabras, sabré que todo esfuerzo mereció la pena al verlo leer.     Escribo porque así hago las paces con el mundo y el mundo me deja vivir en paz.    Escribo porque es la forma que tengo de rezarle a  Dios . Cada vez que me enfrento a un romance o a una décima con sabor a cuaresma, ahí está Él,  prendío  a mis torpes ecos.    Escribo para aliviar mis cicatrices. Para masticar mis inquietudes. Para acunar la  Esperanza  de que un día

La Levitación..

  Que  Sevilla  tiene una pátina de historia en cada una de las revueltas de sus calles es tan evidente como que la luz de sol que la baña al mediodía sólo puede estar enjugada en la paleta de un Dios que hizo de ese rincón un lugar para quedarse a vivir a la hora del ángelus.   Todo el que la visita sabe que sostenerle la mirada es un duelo de silencios.   Todo aquel que ante  Ella  guarda silencio, sabe que tarde o temprano volverá a pisotear sus sombras.   Y esas sombras, y esos silencios, y esas miradas es lo que  Guillermo Sánchez  ha barnizado en este lienzo de libro llamado  “La Levitación”,  enseñándonos cómo era la vida en la Sevilla del siglo XVII.   Es una lectura reposada. Un aprendizaje continuo. Un sabor dulce el que se te queda en los labios cada vez que saboreas una conversación, asistes a una anécdota o revives las aventuras y desventuras que padecen sus protagonistas.   Si te adentras en sus paginas, atraviesas un zaguán del tiempo que está ahí, pespunteando cada rinc

Pequeño Capitán..

  Hoy  mi hijo Jesús  cumple su primer año de vida.    Un año justo desde que le vi la carita, lo escuché llorar por primera vez para agarrarse a la vida y un año se cumple ya de la foto de mi perfil donde -entre lágrimas- le susurré el trocito de un pasodoble de  Carnaval.   Doce meses, con sus doce lunas jalando él de mí, salvándome cada atardecer sin apenas hablar, sólo con sus manitas, sólo con sus enormes ojos y sólo con su sonora sonrisa que es el eco que detienen mis pasos para poder respirar.   He disfrutado y disfruto de él.  He crecido y crezco junto a él.  He vuelto a sentir al  Peter Pan  que llevo dentro junto a él.    Y ahora que has soplado la velita de tu primera tarta, déjame que te arrope los sueños para decirte que jamás me iré de tu lado.   Pequeño Capitán , tengo que enseñarte a golpear a una pelota, a hacer izquierdos en la orilla de la playa, a ver a Dios en los reflejos de una  candelería  encendida.   Pequeño Capitán , tengo que enseñarte a escribir lo que tu c

San Miguel..

          La otra tarde vi atardecer sentado en un escalón de la plaza de  San Miguel , bajo el refugio de piedra que el arcángel tiene en nuestra ciudad, y desde el que divisa soleras, abolengos y albarizas. Al sol le costó soltarle la mano a la tarde. La luna se asomaba impaciente por el visillo de la noche. La última brisa del verano desplazaba nubes con suspiros esbozados.  Y allí, ante sus azulejos, sus arbotantes y sus turistas, con el silencio cabalgando por mis ideas, me sentí de nuevo preso de esa iglesia a la que todos los días del año le guiño un ojo. Me gusta su planta. Sus hechuras. Y si anduviera, hasta sus andares. Me gusta cómo, sin levantar la voz, es el epicentro del  skyline  jerezano que uno observa cuando arriba a  Jerez  procedente de la bahía.  Me gusta todo de  Ella…  porque  Ella  nació para ser gustada. Es una dama silente que otea nuestras fronteras y remienda -a su manera- las humedades de nuestras miradas cuando estas desmienten verdades, siendo una experta

Amistad..

  Dicen que los verdaderos amigos, los que siempre están ahí, los que nunca te dejan a solas se cuentan con los dedos de una mano. Pues en mi caso, me faltan manos para contar los amigos que tengo. Y es que tengo un grupo de personas cerquita de mí que saben cómo respiro, cómo son mis espacios, a que huelen mis lagrimas, … y son los culpables de escribir la palabra  Amistad cuando hablo con ellos. Porque  Amistad  de la verdadera es la respuesta que recibí de estos amigos cuando hace unos días les mandé un audio en el que, con la voz rota y envuelto en lágrimas, solté todo lo que llevaba dentro. Algunos me pusieron mensajes. Otros me calmaron con un audio. Otros me llamaron. Varios hicieron por verme. Cada uno a su manera y a su forma me tendieron su mano. Me prestaron sus oídos. Me acompañaron; y aún a día de hoy, me siguen alentando. Ellos saben quienes son porque en ese mensaje me abrí en canal, les pedí ayuda, les rogué consejo y hasta les perdí perdón por molestarle con mis cosas.

Pensaba...

  Pensaba estos días atrás sobre ese  “comité de expertos”  que con tanto entusiasmo, dedicación y esfuerzo han sacrificado sus vacaciones veraniegas para preparar una vuelta a los colegios segura, a tiempo y confiada.  Pensaba en nuestra  Ministra de Educación , en su talante, en su empatía, en su sapiencia… y en cómo se ha devanado el cerebro para que los problemas de ratio, de espacio y de personal se solucionaran antes del día 1 de septiembre. Pensaba en los  equipos directivos  de los centros educativos, verdaderos héroes de todo este cachondeo y que sí están a la altura de esta puñetera pandemia. Pensaba en mis colegas  maestros  y en mis compañeros de profesión, esos que estamos acostumbrados a recibir criticas de una sociedad que no valora nuestro trabajo y que “ahora” se están dando cuenta del valor que supone enseñar. Pensaba… Pensaba... Pensaba…    Hasta que de pronto, lleno de ira, de rabia y de impotencia, detuve en seco mis pensamientos y pensé en lo verdadero importante

Cuídate viejo..

  Llevo semanas en silencio. Lo necesito. Me reconforta. Y es el mejor aliado que he encontrado para ordenar mis libros. Mi cabeza. Mis recuerdos.  Pero la otra tarde,  los recuerdos se descosieron  y ese silencio que reina en mis días se vio acompañado por un llanto roto. Amargo. Desconsolado. Y todo sucedió al verte en el video de mi  Primera Comunión . Te confieso que no te esperaba. En su momento sepulté en un trastero de mis nostalgias todo lo que me evocara a ti. Para no hacerme daño. Para no rebuscarte. Para no hacerme preguntas que nunca podrías contestarme.  Pero al verte de mi mano paseando por la Plaza del Arenal, con esa mirada templada que es la herencia que me dejaste para sobrevivir en este mundo, el zarandeo y el destrozo fue épico; hasta la soledad vino a consolarme un rato. Y aquí estoy, intentando juntar palabras entre lagrimas para decirte que  te echo de menos , que te fuiste demasiado pronto de mi lado, que tienes un nieto que me está dando la vida y al que le gus

El mundo..

Mientras observo en silencio cómo mi hijo juega con sus juguetes, le doy vueltas al  mundo  que entre todos le estamos dejando en herencia. Un mundo podrido por la  envidia ,  conformista  en un alto porcentaje, carente de  autocrítica . Un mundo donde  los políticos dan asco ; ya no tengo fuerzas para seguir escribiendo sobre nuestros dirigentes, esos que nos roban, nos estafan, nos manipulan… a ver si cuando vuelvan de sus merecidas vacaciones, sus señorías se avergüenzan  un poquito  de su profesión. O que no vuelvan. Un mundo donde la sociedad se  ríe  de los muertos; donde se está mas pendiente de los  cuernos  que el torero le ha puesto a Paloma Cueva; donde muchos se pasan por  el arco del triunfo  todas las recomendaciones sanitarias y sociales; ya nos reiremos cuando vuelvan a confinarnos y salgamos como borregos a aplaudir a las ocho. Alguien me dijo una vez que mi visión de las cosas era muy negativa. En ese momento no lo entendí, y le contesté que así era como veía las cosa

La misma piedra..

Que el   ser humano   es el único animal de la naturaleza que tropieza dos veces con la misma piedra es un hecho demostrable, empírico y que está a la orden del día. Y si esta  piedra  con la que demuestra su torpeza y su ineptitud no es la misma, muy probablemente sea muy parecida.  Ejemplo de esto que hoy les hablo hay miles, pero me quedo con la reacción de muchos  “vecinos”  de esta bendita ciudad criticando y llevándose las manos a la cabeza por sus redes sociales ante los aficionados del  Cádiz  por celebrar éstos su ascenso a  Primera , … y horas después ellos mismos estaban jaleando a los cuatro  simpáticos  que andaban quemando rueda e hicieron de la zona sur su circuito de velocidad la otra noche. Claro, es que con el humo de los tubos escapes el  coronavirus  disminuye su poder de contagio.  Claro, es que esta tierra es especial. Siempre nos ha pasado y siempre nos pasará; y si los de allí hacen una, nosotros no vamos a ser menos, y hacemos dos. O inclusive, tres. Y claro, u

Una huella especial..

      Como bien sabéis, el corazón es un músculo que se mueve a través de los latidos, y los latidos que envuelven desde el día que nació el corazón de mi compañera de profesión  Rocío Peña   le hacen ser   una persona especial , de esas que dejan huella cuando se van, de esas que al irse dejan remarcado en el sendero de la vida un reguero de   huellas . Y todas y cada una de esas  huellas  han sido, son y seguirán siendo  especiales al llevar su nombre, y al estar repletas de sonrisas, de lagrimas, de sinceridad… De responsabilidad, de carácter, de empatía... De confianza, de entrega, de cercanía… Así son sus  huellas …  y así es ella … Un autentico regalo que el  Claustro del Colegio Jesús-María  ha podido disfrutar desde que aceptó ser su  Directora de Secundaría y Bachillerato , y que jamás podrá agradecerle con palabras la huella que ha dejado en nosotros y en la historia de nuestro colegio.  Aun así, permitidme que intente dárselas por ser ejemplo de servicio, por darse a cada un

Campeones, ¡¡mil GRACIAS!!

           Como muchos de ustedes saben, soy  maestro escuela  por vocación. Y a pesar del estado de alarma, y de haber estado alejado varios meses de la escuela y de mis alumnos, les he seguido enseñando. Y lo he hecho a través de pequeños videos que cada semana fuí subiendo a mi propio canal de  YouTube , con la única pretensión de que mis pupilos movieran sus esqueletos y que de vez en cuando se acordarán de su profesor de  Psicomotricidad. Con la perspectiva que da el tiempo, pudiera parecer fácil y cómodo lo que hice, pero créanme que no lo fue por varios motivos. El  primero , me da pavor ponerme delante de una cámara; lo mío siempre fue la radio y juntar palabras al caer la noche. Segundo , porque no sabía si esa forma de enseñar podría gustar, molestar o pasar desapercibida. Y  tercero , porque mi zona de confort era tan grande que me acostumbré a vivir en ella sin ni siquiera molestarme en abrir las ventanas. Pero con el confinamiento algo tenía que hacer. No me podía quedar d

Grita..

Grita cuando tengas miedo. Cuando sientas que la vida no vale nada. Cuando veas que un grito es la única forma de liberarte. Soltar amarras. Y liberar a tu piel.   Grita y deja que tu voz te rompa y desgarre en mil pedazos los resquicios del silencio. Grita hasta quedarte afónico. Grita con tanta fuerza que hasta el eco que llevas alojado en tu interior sonría de complicidad cuando lo hagas.   Grítale a la luna cuando la veas aparecer por tu ventana.   Grítale a las calles cuando las recorras de esquina a esquina.   Grítale al mundo cuando el mundo te de la espalda.   Sabes hacerlo. Desde pequeño lo llevas haciendo. No lo has olvidado. Así que…   Grita. Date el gusto. Coge aire. Abre los brazos. Cuenta hasta cinco, diez. Y expúlsalo con tanta fuerza que te duela el alma y los sentidos al hacerlo. Reponte del esfuerzo. Y vuelve a la carga antes de que el tiempo se reponga del susto.   A veces, un gesto tan sencillo como gritar puede ahuyentar a tus demonios. O al menos, dejarles claro q