Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2017

Me decepciona...

Hoy les voy a contar que me decepciona esta maldita clase política estatal que me roba cada día la confianza, me estafa las ilusiones y se cachondea de mi voto y de mi paciencia. Me decepciona esta marrullera clase política local que aprovecha la mínima para dejar en ridículo a mi ciudad mientras ésta se consume de mierda, de paro, de tristeza,… Me decepcionan los amigos a los que la palabra amistad les viene grande, los enemigos que se rindieron y no son capaces de pelear mirándote a la cara, los cobardes que guardan silencios entre envidias y egos. Me decepcionan esas personas que nunca cuentan con uno para nada, las que sólo te llaman para pedirte favores, las que desconocen a qué saben tus lágrimas. Me decepcionan las personas que te miran por encima del hombro, las que no se alegran por tus logros, las que zancadillean tu trabajo y tus sueños.  Me decepcionan las que se quejan por todo, las que no son capaces de mirarse al espejo y luchar por sus reflejo

Punto y aparte..

Querido micrófono: Hace una semana te susurré al oído mi despedida, y viendo que no me has respondido en estos días, déjame escribirte esta última carta con la tinta de mis silencios. A tu lado he pasado cuatro años en los que he vivido en primera persona aquello que una vez soñé de pequeño: contar historias. Me diste la oportunidad de creerme un narrador de latidos nacidos bajo el cobijo de los pulsos del corazón, en ese hueco donde el alma respira y la piel coge aire… y te puedo confesar que gracias a ti he sido el escribano más feliz de mi barrio. En un bolsillo de mi mirada dejaré alojado los malos momentos - que también los hubo-,  y recorreré entre sonrisas todo lo bueno que fue estar a tu lado desde la primera vez que me pediste que te tomara de la cintura, una tarde de marzo, donde los dos bailamos un vals a fuego lento -con los nervios cabalgando por mis labios-, en el patio de mi casa de Cristina.  Gracias a ti, he conocido el pañuelo con el que el

Para ser llorada...

Tengo la certeza absoluta de que la Semana Santa nació entre lágrimas y que en algún momento de la semana el cofrade se refugia en ellas para que su corazón desabroche las penas acumuladas.  Y este año, yo he llorado en Semana Santa para que mi corazón sosegara su alma. Y lo he hecho cuando el rezo se me ha quedado corto. Cuando la palabra gracias se ahogaba entre pellizcos. Cuando veía mi vida pasar al ver como un palio llegaba, me guiñaba y se marchaba,… zarandeándome la piel y las costillas que me faltan.    Este año quise guardar silencio y ser uno más, ir al encuentro del Cristo de mi cabecero y verme en una calle con el aire tallando suspiros bajo los inciensos inquietos de mi mirada. Quise volver a saber lo que era una bulla, lo que era remontar una cofradía por la calle Justicia, sentir el cansancio en mis riñones al estar de pie en una salida. Quise volver a mi niñez y buscarme entre la multitud, saldar las promesas al besar una estampita, detenerme a

Déjame decirte...

Hoy que me asomo a la ventana de la espera y que el calendario es una algarabía de sueños ante el horizonte que se va dibujando en mi mirada, déjame decirte que en nada volveré a ser de ti. Y volveré con la suela de los zapatos gastados de nombrarte por las esquinas, por las calles, por los rincones de una ciudad que es más mía que tuya. Una ciudad que se anda coloreando guapuras bajo la luz de la primavera, que anda sacando de los zaguanes sus mejores recuerdos, que va descosiendo nervios y palcos a los pespuntes de las promesas.    Déjame por tanto decirte que no existe una cicatriz en mi piel que brote como lo hace la tuya.. Déjame decirte que nada ni nadie nos separarán, a pesar de las bullas, de las inocencias perdidas, de las lágrimas que murieron antes de nacer.. Déjame decirte que llevo meses con ganas de ti, con ganas de que me vuelvas loco, con ganas de que me desarmes el alma y con un simple silbido me recompongas los sentidos.. Quiero que sepas