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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Pequeño Capitán..

  Hoy  mi hijo Jesús  cumple su primer año de vida.    Un año justo desde que le vi la carita, lo escuché llorar por primera vez para agarrarse a la vida y un año se cumple ya de la foto de mi perfil donde -entre lágrimas- le susurré el trocito de un pasodoble de  Carnaval.   Doce meses, con sus doce lunas jalando él de mí, salvándome cada atardecer sin apenas hablar, sólo con sus manitas, sólo con sus enormes ojos y sólo con su sonora sonrisa que es el eco que detienen mis pasos para poder respirar.   He disfrutado y disfruto de él.  He crecido y crezco junto a él.  He vuelto a sentir al  Peter Pan  que llevo dentro junto a él.    Y ahora que has soplado la velita de tu primera tarta, déjame que te arrope los sueños para decirte que jamás me iré de tu lado.   Pequeño Capitán , tengo que enseñarte a golpear a una pelota, a hacer izquierdos en la orilla de la playa, a ver a Dios en los reflejos de una  candelería  encendida.   Pequeño Capitán , tengo que enseñarte a escribir lo que tu c

San Miguel..

          La otra tarde vi atardecer sentado en un escalón de la plaza de  San Miguel , bajo el refugio de piedra que el arcángel tiene en nuestra ciudad, y desde el que divisa soleras, abolengos y albarizas. Al sol le costó soltarle la mano a la tarde. La luna se asomaba impaciente por el visillo de la noche. La última brisa del verano desplazaba nubes con suspiros esbozados.  Y allí, ante sus azulejos, sus arbotantes y sus turistas, con el silencio cabalgando por mis ideas, me sentí de nuevo preso de esa iglesia a la que todos los días del año le guiño un ojo. Me gusta su planta. Sus hechuras. Y si anduviera, hasta sus andares. Me gusta cómo, sin levantar la voz, es el epicentro del  skyline  jerezano que uno observa cuando arriba a  Jerez  procedente de la bahía.  Me gusta todo de  Ella…  porque  Ella  nació para ser gustada. Es una dama silente que otea nuestras fronteras y remienda -a su manera- las humedades de nuestras miradas cuando estas desmienten verdades, siendo una experta

Amistad..

  Dicen que los verdaderos amigos, los que siempre están ahí, los que nunca te dejan a solas se cuentan con los dedos de una mano. Pues en mi caso, me faltan manos para contar los amigos que tengo. Y es que tengo un grupo de personas cerquita de mí que saben cómo respiro, cómo son mis espacios, a que huelen mis lagrimas, … y son los culpables de escribir la palabra  Amistad cuando hablo con ellos. Porque  Amistad  de la verdadera es la respuesta que recibí de estos amigos cuando hace unos días les mandé un audio en el que, con la voz rota y envuelto en lágrimas, solté todo lo que llevaba dentro. Algunos me pusieron mensajes. Otros me calmaron con un audio. Otros me llamaron. Varios hicieron por verme. Cada uno a su manera y a su forma me tendieron su mano. Me prestaron sus oídos. Me acompañaron; y aún a día de hoy, me siguen alentando. Ellos saben quienes son porque en ese mensaje me abrí en canal, les pedí ayuda, les rogué consejo y hasta les perdí perdón por molestarle con mis cosas.