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Mostrando entradas de mayo, 2018

Madres de Biblioteca

Pocas cosas hay sobre este mundo que se puedan comparar con la adrenalina que se siente justo en los instantes previos a estrenar una obra de teatro. Te sudan las manos. La sangre se desboca. El corazón resuena con fuerza… A algunos, esa adrenalina nos da la vida, no sabemos vivir sin ella y nos gusta caminar de vez en cuando por el alambre del riesgo y de lo inesperado.   Hace un par de semanas la volví a sentir, esta vez zarandeándome el alma al ver cómo cinco madres del Colegio del Cuco - “las madres de la biblioteca” - lograban superar sus miedos y se enfrentaban al público más exigente del mundo: el de los niños. En sus rostros vi la satisfacción de un trabajo bien hecho, de haber disfrutado con cada palabra, con cada gesto, con cada respuesta… En sus rostros se dibujó la palabra felicidad. Ni ellas mismas son conscientes aún de lo que hicieron durante el tiempo que estuvieron en escena, donde los alumnos y los profesores disfrutaron, participaron y aprend

Una eterna carta de amor..

Hay amores que están condenados a vivirse entre los pasillos que el silencio traza al caer la noche, y desde hace años el tuyo y el mío se andan escribiendo en el papel alejado de lo callado, en el papel roto de lo guardado, en el papel trasparente de lo silenciado. Cuando nadie nos ve, tu y yo buscamos una marisma de luz para contarnos cómo nos va la vida, dónde se remarcan las horas de nuestras pisadas y a qué sabe el aire de tenernos y no tenernos.   La última vez que te busqué la mirada, apenas pude aguantártela; las cicatrices pesaban y los recuerdos se entretuvieron en hilvanar una nueva piel para mudarme al paraíso de tu cintura. Pero hoy -al igual que aquel mediodía-, atraviesa por mi mente ese escalofrío ardiente de Tu nombre… y sigo pensando que nos debemos un paseo por los tejados carcomidos de los besos. Y es que Tú sigues siendo ese cielo celeste de esperanzas que mayo persigue para saldar promesas.. Tú sigues siendo el centro de todos los caminos,

Albero de adoquines..

El jerezano de a pie suele sacar pecho sobre el albero del Parque González Hontoria una semana al año y, con una copita en la mano sentenciar aquello de “Jerez tiene la mejor feria del mundo.” Puede que en parte lleve hasta razón, sino fuera porque esta misma expresión la utiliza también para definir sus otras grandes fiestas, véase Semana Santa y Navidad. El ombligo del jerezano es así. Y el mundo lo sabe. Durante una semana, el jerezano aparca su malestar económico y social, saca del armario sus mejores galas y ronea por el recinto ferial, ya sea de día o de noche, como solo un jerezano sabe hacerlo. Durante una semana, el jerezano paraliza su rabia con su propia vida y se desplaza a esa otra ciudad de caballos y farolillos para ahogar sus penas en bailes de sevillanas. Durante una semana, el jerezano presume de amigos de siempre, aumenta su lista de contactos y brinda por la amistad con rebujito , esa poción mágica que sofoca el calor de manera maravill