Permíteme
que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre
seduce una vez más a mis labios.
Permíteme
que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para
poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.
Permíteme
que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus
muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan
cuando tu voz le susurra a Cádiz que
esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único
universo.
Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la
esquina de un pasodoble interminable, de
esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin
febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi
piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se
la da de artista.
Juan Carlos, cuando la vida se me tuerce, peregrino hasta tu
obra descalzo..
Cuando
la soledad me ronda los latidos, la espero en la calle de tu cuarteta..
Cuando
no tengo palabras, tus palabras es lo único que tengo..
Y
es que estas en mí.
Tu
sombra está en mí.
Tus
versos están en mí.
Rondas
las catástrofes de mis horas. Desempolvas las ruinas de mis leyes humanas y
literarias. Calmas mis silencios cuando el mundo me grita ecos de
incertidumbres.
Déjame
que hoy me suba a la torre de tu preferencia y a mi manera te pueda confesar algo.
Fue
una tarde de verano con arrugas en la bajamar cuando me robaste la mirada, y
desde entonces tengo el oído presto a descubrir, a entender, a sucumbir ante
otros mundos allende los míos.
Tú
vestías tu leyenda con un par de cajonazos; llevabas tatuajes de sal
bajo una melena peleada con el levante, y en la mano sostenías un tinto. Escuché
voces que me dijeron que jamás te entendería, que no me acercara a tu obra, que
“lo borde” no tiene cabida en la Festival
Oficial del Papelillo Gaditano… pero fue demasiado tarde, porque en el
primer punteado de bambalinas ya supe que eras un tipo divino.
Desde
ese primer pellizco, formas parte de las fronteras de mis pensamientos; te
tengo como referente para otear los horizontes oscuros de mis miedos; quisiera
ser tu alumno si mil vidas nos quedaran por vivir.
Querido
Aragón, ser juancarlista y seguirte nunca
ha sido fácil porque tú te has empeñado en doctorar en el Falla a un paria, a un príncipe, a un fumao de pasarela; a un romano, a un golfo, a un político
envenenado por ironías; a un americano, a un guiri, a un chulo de barrio que
sólo necesita los besos de su pantera para ser feliz.
Pero
resistiré y recorreré en góndola todos los sonetos que te quedan por escribir,
todos los tipos que te quedan por perfilar, todos los repertorios que te quedan
por liberar de tu alma cuando la primavera te salpique con su burlesca inspiración
y tú nos regales de nuevo una nueva historia de amor.
Porque
te quedan historias de amor que regalarnos..
Porque
las cenizas del Dios Momo aún pueden esperar..
Y
porque te debo tanto que no sé ni si algún día te lo podré devolver..
Y
recuerda… yo me enamoré de ti por culpa de tus benditos carnavales.
Un
abrazo.
Comentarios
Publicar un comentario