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Tengo ganas de Ti...

            Sueles aparecer rondando los cierros de mi mente cuando menos me lo espero; y lo haces de manera callada, sin aspavientos, sin adornos, sin aparejos que me distraigan de tu nombre. A estas alturas de nuestras vidas, ambos conocemos el eco de nuestras zancadas, y ambos necesitamos oírlo de vez en cuando para saber que no estamos tan distanciados el uno del otro. Y esta vez has sido Tú quien has aparecido por el zaguán de mis impotencias; y al verte -en una simple fotografía-, me he dado cuenta de que tengo ganas de Ti.   Y es que tengo ganas de coger un bolígrafo de tinta roja y remarcar en los calendarios que bordean mis días cuándo sales a la calle, cuándo te podré besar la mano, cuándo podremos quedarnos a solas para dejar guardada de una vez por todas la bandera blanca de mis derrotas en el altillo de los vacíos. Tengo ganas de que el sol del invierno se cuele por mi piel cuando vaya a buscarte por los callejones...

Santiago

         Desde hace unos cuantos días la ciudad de Jerez ha vuelto a recuperar parte de esa sonrisa de pellizco que se le dibuja a su gente cuando el sol comienza a pasearse por las calles de nuestras fronteras.     Es una sonrisa única y que tiene un aroma inimitable que la hace totalmente diferente cada día. Y la culpa de esta pincelada de felicidad la tiene la reapertura de la Iglesia de Santiago del Real y del Refugio , tras más de una década cerrada a cal y canto. Y es que Santiago - la Iglesia de Santiago -, no es una Iglesia más que se sortean por el entramado de adoquines de nuestra ciudad, ya que este edificio es el epicentro de uno de los dos corazones que tenemos en Jerez .   Porque Jerez de la Frontera tiene dos corazones que jalonan de su arte, de su magia, de su flamenco… y uno de ellos se esconde en   Santiago , con todo lo que eso significa para este rincón del sur y para orgullo y envidia del mundo...

Pinceladas de felicidad...

         Si en estos días nos detenemos por un momento en ver cómo camina el mundo, probablemente acabemos enrabietados y con ganas de detenernos en la siguiente estación. Es lo que tiene tener tantas ventanas cuyos reflejos se pierden en el atardecer de los demás. Pero como el hacedor que mueve nuestros hilos supo de este pequeño contraste, para solventar ese pequeño error nos puso el corazón de los amigos al alcance de nuestras miradas, y el de mi amigo Lolo es de esos corazones que palpitan entre risas y silencios. A su manera -y con sus cabreos los cuales me hacen más daño a mí que a él-, me está enseñando que la vida es un vaivén de momentos, un carrusel de confesiones y una pincelada de felicidad que hay que saber trazar bajo el compás de las horas. Así, mi felicidad se encuentra hoy por hoy en un paseo por la orilla de la playa cuando el mar se está sacudiendo la sal de sus heridas; si estás leyendo esto, te espero una tarde. En u...

No somos héroes..

Desayunaba la otra mañana junto a un grupo de madres con las notas de sus hijos bajo el brazo y le dieron un soberano repaso a todo aquel que se dedica al noble oficio de enseñar. Días después no cambio ni una coma de los distintos discursos que allí escuché porque recibí una auténtica lección de humildad. Y es que verán ustedes, yo soy maestro y defiendo mi oficio  a capa y espada allá donde haga falta, pero admito que para llevarlo a cabo muchos nos envolvemos con la tiza de las excusas. Me sobran dedos de una mano para reconocer a compañeros que admiten sus errores a la hora de trasmitir conocimientos y que confiesan que su labor es mucho más que ponerse delante de una pizarra y enseñar las letras del abecedario o el concepto de fracción. Pero es que el maestro nace, no se hace. Y el título que te dan en la Facultad de Ciencias de la Educación no sirve de nada si uno mira a sus alumnos con prepotencia en las clases; si vende a compañeros en un despacho d...

Una amistad.. teatral

Alguna vez que otra he confesado que una de mis grandes pasiones es el teatro, amándolo hasta el punto que hace unos años me prometí que jamás volvería a caer en las trampas de su escenario. Es lo que tiene ser un cabezota tiquismiquis; es lo que tiene amar como yo amo. Pero el destino sabe pintar de colores la tarde más triste, secar la lágrima más amarga o confesar el secreto más oculto cuando por la vereda de las miradas alguien te tiende su mano y sin hacer ruido te embauca en un proyecto teatral de niños y para niños. Y así, entre prisas y recelos surgió la escritura de un guion entrelazando cuentos infantiles, ensayos a la hora del recreo y la ilusión y la sonrisa de unos alumnos a los que todos deberíamos de darle más cariño del que le damos porque el corazón de cada uno de ellos es más grande que todos nuestros latidos juntos. Y así, se perdió el miedo a hablar en público, se han tejido unos recuerdos imborrables y se ha demostrado que el mundo es de aquell...

Confía en mí...

Querido corazón: Sé que llevas unas cuantas semanas hecho un despojo. No eres ni la sombra de lo que tus latidos una vez marcaron, y ya no sabes qué decir, qué pensar, cómo actuar. Andas masticando tristezas por las esquinas, fuerzas una sonrisa cuando en realidad quisieras vomitar lágrimas de sangre y te envuelves en arrullos de soledad cuando tus huellas se pierden entre la multitud. Llevo días mirándote a escondidas, y te juro que no te reconozco. Siento tu pena como si fuese mía y se me parte el alma en dos cuando te buscas y no te encuentras en los espejos de tu pasado. Llevas el paso cambiado y has perdido el brillo de tu sonrisa. Pero léeme bien: confía en mí. No se cómo lo haré, ni cuánto tiempo tardaré en recuperarte, pero tiraré de ti y de tus costuras como nadie lo hizo antes. Para ello nos refugiaremos en nuestros silencios, en nuestros sueños, en nuestro pequeño rincón del mundo, ese que tiene las paredes barnizadas en humedades y al qu...

Soy del Sevilla..

         Reconozco que soy feliz cuando alguien me reconoce por  la calle como el hijo de, cuando me asocian a mis distintas hermandades o cuando me identifican con el equipo que acuna sueños dentro de mi corazón. Y ese equipo que palpita en mi interior no es otro que el Sevilla Fútbol Club. Hace más de dos décadas que nos dimos el sí quiero cerquita del estadio del Sánchez Pizjuán, y desde entonces mis tardes de domingo son una fiesta cada vez que el equipo del que hablan las lenguas antiguas salta a los terrenos de juego. Al enfundarme la camiseta del Sevilla , siento galopar por mis venas esa huella de felicidad y olvido que sólo el  fútbol  -bendito  fútbol -, me regala en mí día a día. Entre los dos nos separan más de cien kilómetros, pero es que tengo la certeza de que ser del Sevilla es sentirse un privilegiado, un afortunado, un enamorado en definitiva de una de las señas de identidad de l...