Federico García Lorca dejó escrito, en la cicatriz de
la memoria, que Sevilla sería el sitio ideal para nacer mientras que Granada
sería la ciudad idónea para morir.
Que
Málaga era la ciudad de sus amores, que Cádiz era un blanco pañuelo que suspira
por la bahía, y que Huelva lleva su alma cosida a un fandango.
Que
Córdoba siempre será mora y cristiana, que Almería tiene parrales mientras que Jaén tiene olivares, … y que quien reniega de su tierra, debería de ser olvidado.
Él
se sentía orgulloso de ser andaluz, quiso a esta tierra con su piel, su pluma y su sangre, y
llevó la bandera Blanca y Verde por todos los rincones de la Humanidad.
Nosotros, los que tenemos alma de andaluces, en el día de hoy alzamos nuestro orgullo, nuestra voz y nuestra bandera para
decirle al mundo que este trozo de tela tiene un color especial, que suena de
manera especial, y que cada vez que hablamos, reímos, besamos; gritamos, rezamos, lloramos; miramos, callamos, aguantamos… simplemente vivimos al sur del sur, y lo hacemos de la mejor manera posible… bajo el amparo
del sol y la luna de Andalucía.
Feliz Día de la tierra donde Dios descalza su mirada para que el mar le recuerde la suerte que tiene de sentirse andaluz.
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