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La Estrella..

 

Tiene la Estrella un semblante, de esos que te rompen en dos las dudas..

Tiene la Estrella una pena, que atraviesa los tiempos..

Tiene la Estrella una mirada, que desarbola a Triana, a Sevilla, al mundo…

Por su rostro navegan a barlovento los gritos de un río que apenas duerme, que apenas se mueve, que apenas se encabrita como antaño.

En sus manos caben todos los horizontes que la luz del amanecer pinta con acuarelas.

Y en sus ojos... en esos ojos medio hundidos por la muerte, está la estela de su nombre, curtido en el fogón de un barrio que, sin Ella, ya se habría extinguido en un pasadizo del olvido.

La Estrella es esa madre que llora el destino de un hijo cuando el Hijo clava sus palabras en el cielo de los por qué.

La Estrella es algo más que un arrecife de coral, que la oquedad de la miel, que el abrazo sanador del tiempo.

La Estrella es esa sombra que, al deambular por tus labios, hace equilibrios entre la emoción y el silencio.

Si la daga de su pecho hablara...

Si los adoquines de la calle San Jacinto hablaran...

Si la noche hablara...

Confieso que voy a verla de vez en cuando. A solas o en compaña. Y vivo enamorado de ese perfil de locura que respira a contratiempo, casi sin querer, casi sin poder.

Y al verla, se me olvida todo lo que quiero decirle, porque no me salen las palabras. Se me quedan empapadas de tinta... pero no me salen, acertando sólo a contemplarla, a dibujarla, a sentirla.

Porque el que se coloca delante de la Estrella, la siente, la huele, escucha cómo su corazón se quedó petrificado en un envés de su condena para procesionar, perpetuamente, por los almanaques del insomnio.  

Si tienen oportunidad de verla, háganlo. Vívanlo... Y enamórense... Sin miedos. Sin letra pequeña.

Y el resto... el resto será cosa de Ella, simplemente... de la Estrella.

  

 

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