Le acabo de pedir la venia a mis sábanas tras un día
de impaciencias y cansancios. Acomodo mi cabeza a mi almohada para conciliar el
sueño y cierro los ojos, dejando que la música de tus últimas palabras me
desnuden las prisas y los acordes de tu piel me atrapen por completo.
La
noche viene envuelta en lluvias y escalofríos y en cuestión de segundos te veo
danzar suavemente por mi mente mientras el tiempo se detiene, se recrea, se
sonríe al verte deambular por una habitación que incendias con tu risa, con tu
mirada, con tu forma esquiva de acariciarme..
Dibujas
sombras que intento respirar..
Navego
por los suspiros de tus latidos..
Gano
con tu presencia y pierdo con tu ausencia..
Juego
por el borde de la felicidad que me trasmiten tus ojos, la confianza que me
ofrecen tus manos, la calma y la pausa de tus silencios.
Y
en la distancia que nos separa te pido que vengas a mí, que te sientes junto a
mí y que escuches el pálpito de este corazón que se ha encaprichado de tu
cintura, que sin ti no entiende la vida, que por ti resucita de cada caída.
Me
acerco a tu oído y te susurro que nos dejemos llevar por las costuras de las
horas y que el aire se encele al vernos pasear por sus avenidas.
Déjame
que sea a ti a quien le confiese cada uno de mis temores..
Déjame
que seas tú quien desarmes mis preocupaciones..
Y
déjame que te bese -plebeya mía-, en una esquina plateada de mis sueños, como
la primera vez..
¿Te
acuerdas?
Dimos
un paseo por la orilla caliente de los recuerdos y nos perdimos por los
disfraces de los olvidos..
Comenzó
a llover y buscamos refugio en un hueco de nuestras soledades; ambos
tiritábamos de frío, y al mirarnos, ambos entrábamos en calor..
Un
mechón de pelo rebelde se había antojado de tu mejilla derecha y no me dejaba
verte la cara; te pedí que te lo apartaras y al hacerlo, mis huesos galoparon
hasta los tuyos como si no hubiera mañana, separándome de tu piel las sombras
que dibujan los lunares de tu espalda.
Ante
ti, deje que mis recelos se perdieran por las fronteras de mis azoteas mientras
que mis pupilas empezaron a navegar de tus ojos a tus labios, esa fuente de
vida de la que bebí hasta emborracharme de ti.
Fui
tuyo en cada mordisco, en cada sacudida..
Nuestras
lenguas se peleaban por ganar la última partida..
Fuiste
mía en una batalla de la que aún conservo moratones y cicatrices que saben a ti, que huelen a ti,
que llevan tu nombre cada vez que las
acaricio..
Cierro
los ojos. Me vence el sueño. Sé que mañana será otro día pero esta noche de
nuevo vuelvo a ser tuyo.
Por
favor, que nadie me despierte….
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