Desde hace un par de lunas ronda por mi azotea la
idea de gritarle a los vientos qué eres para mí.
Y
lo haré como siempre lo he hecho, a mi manera y ante un folio en blanco, trascribiendo
lo que mis ojos ven al perseguirte entre sueños y perdiendo el norte cuando te
tengo delante.
Y
es que eres la lágrima ardiente entre pañuelos de albahaca..
Eres
es el espejo donde las cicatrices se miran y al verse no quieren curarse si no
es con el hilo de tus requiebros..
Eres
la llave que me cuelga del bolsillo para entrar en el patio de los rezos, en el
atrio de las melancolías, en el romance que ronda mis esquinas y tiene el sabor
de tu fragancia..
Eres
la marea donde la luz se baña para que yo peregrine al ir a buscarte..
Eres
el cuchillo afilado que atraviesa mi pecho henchido de lágrimas para que éstas
se escapen por los callejones de mis angustias..
Eres
el susurro que eternamente tengo en mi boca cuando pierdo la batalla irracional
de mi día a día..
Eres
la única que dejo pasar a la séptima costilla de mis silencios..
Voy
a tu encuentro y me abres de par en par los ecos de tus abrazos para no decirme
nada y decírmelo todo a la vez, porque eres mi vez, mi todo y mi nada.
Eres
la que recorre el perfil de mis sombras cuando la noche recoge velas y descuenta
tiempos..
Eres
la quietud de mi mirada cuando ésta enloquece de impotencias..
Eres
el trazo imperfecto de mis huellas, esas que jadean entre dunas y dudas..
Eres
la palabra inacabada, el idilio inacabado, el verso inacabado al que le pondré
el punto y final cuando Tú quieras que se acabe..
Eres
la cuerda del equilibrio donde merodean las teselas de mis lamentos..
Eres
el obrador donde mis huesos se hicieron al calor de tus fogones, al consuelo de
tu hermosura, a la zozobra de mis inquietudes..
Eres
la fuente de vida donde bebo cuando mi sed me sumerge en tinieblas..
Nos
sobran los motivos para querernos y querernos es el motivo que jamás nos
sobrará en esta vida,.. y en la próxima,… y en las que tengamos que vivir.
Porque
eres…
El
pétalo que mi voz recoge del suelo cuando me quedo sin fuerzas para hablar..
Eres
el reflejo de mi sangre, la risa envuelta en emociones, el pellizco despertando
alegrías..
Eres
mi paz, mi sosiego, mi calma; mi quietud, mi reposo, mi ancla; mi principio, mi
camino, mi final;…
Y
eres, siempre lo fuiste y siempre lo serás, la locura de este escribano que
siempre vuelve a Ti cuando se pregunta si merece la pena respirar..
Gracias
-una vez más-, por no dejarme caer..
Fotografía: José Soto
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