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Mostrando entradas de septiembre, 2025

Delirio de Septiembre

Hay una mañana de septiembre que le pertenece a Ella , y sólo a Ella . Ese día, el alba se desviste de sueños. Los vencejos de su plaza se asoman a los pretiles. Y el tiempo se queda a vivir en una esquina de la calle Sol para verla cuando la pena le atormenta la garganta. Lleva en sus brazos los desvaríos de la humanidad, y parece que está acunando a un recién nacido. En sus Angustias la vida enhebró la muerte a la esperanza, el día a la noche, el amor al desamor. En su rostro el aire talló con gubias de pena las plegarias junto a los silencios. Por sus manos se cuentan las sombras que cada uno de nosotros llevamos alojados en los bolsillos y que nadie sabe calmarlas. Ella , en calma, recorre los pasadizos de la luz porque la luz es Ella recorriendo océanos y tinieblas. Ella le devuelve la visita a sus vecinas en una mañana de domingo que se despierta cuando sus ojos claudican entre estertores. Ella es mí delirio. Y el de mis hermanos. Y el de todo aquel que la visita, le reza, ...

Romario

  La definición más certera sobre la forma de jugar de Romario se la escuché a Valdano al afirmar que éste era un jugador de dibujos animados. Con una presencia en el área rival única, hacía con el balón en los pies lo que quería. Pero no sólo eran gestos técnicos para la galería, sino que cada uno de ellos tenían un sentido y con ellos sacaba ventaja para ridiculizar al oponente. De sangre brasileña, hizo de cada partido un motivo para verlo jugar, porque Romario era como una serpiente que en cualquier momento te podía picar. Y cuando picaba, le clavaba el aguijón mientras el resto del mundo se quedaba absorto con lo que acababa de ver; sino, que le pregunten a Alkorta si aún le siguen doliendo  los riñones. Si la pelota hablara, ella contaría que cerca de Romario fue feliz. En sus botas fue feliz. Y que pocos jugadores la trataron con tanto mimo como este delantero centro que decidía partidos cuando tenía que hacerlo. Un genio del fútbol. Un jugador diferen...

Luis Enrique

  Luis Enrique es un tío que, o te cae bien, o te cae mal; y a mí desde que Tasotti le rompió la nariz vistiendo la camiseta de España , me cae muy bien. Y me cae muy bien porque es trasparente, limpio, sincero. No se casa con nadie, excepto con sus ideas y sus valores, y va con ellos a muerte. Su discurso está plagado de sensatez, de liderazgo, de esa verdad incomoda que a muchos les asusta, pero que a él le permite nadar a su anchas en aguas turbulentas sin necesidad de flotador. Conoce como pocos este negocio y así lo expone. Sin paños calientes. Sin agachar la cabeza. O lo tomas o lo dejas.  Y gracias a esa forma de ser, tiene tantos enemigos como amigos en esto maravilloso circo llamado fútbol . Pero a veces el fútbol se ve atropellado por la vida . Y Luis Enrique , cuanto más se aleja del fútbol, más se acerca a la vida, más humano se vuelve, más enseña sus cicatrices y su piel. Y tengo la sensación de un tiempo a esta parte que este tipo se anda muriendo por dentro...