Hoy que el día oscila entre lluvias y medias sonrisas, déjame que te cuente que, en el silencio de mis pensamientos, me vuelvo a dar cuenta que la vida se dibuja sobre un folio de esquinas quemadas. No somos inmortales. Nos lo creemos, pero no lo somos. Aceptamos el después como pago de los sueños. Y vamos desgranando las horas como podemos, viviendo entre recuerdos, pensamientos y agobios de una cartera que mengua su fondo para poder comer, respirar, luchar. La vida no es una frase de Instagram, ni una intención con música de fondo, ni doce propósitos desmenuzados por uvas de nochevieja. La vida es lo que es. A veces una alegría infinita. A veces una infinita putada. Sobre todo, cuando ésta te atropella y te deja llorando en un rincón de tu casa. Y a estas alturas de la película, sabes igual que yo de que va todo esto, puesto que llevas acumulados momentos buenos. Momentos para olvidar. Y momentos para levantar la mano y pedir la cuenta. Así que ámate
Persiguiendo un Sueño..