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Mostrando entradas de octubre, 2012

Mirando las estrellas.

               El pasado martes por la noche se fue la luz allá por donde uno vive. Sin carta de aviso y sin llamar a la puerta -ni siquiera lo quiso hacer con los nudillos-, se ausentó de nuestras vidas durante un rato, quizás porque necesitaba descansar de tanta necedad que ve a su alrededor, quizás porque necesitaba coger aire para seguir puliendo las sombras de nuestros pensamientos y huellas o, quizás, porque necesitaba aliviarse, cerrar los ojos y guardar durante unos instantes silencio. Uno, que no fue ajeno a esa sensación dulce e inofensiva de sentir cómo la tierra seguía girando sobre sí misma aunque careciera de visión para ello, quiso sumarse a ese mutismo, a esa discreción, a ese guiño que el cielo nos hizo mostrándonos su salpicado de estrellas, como un telón de navidad, y a oscuras - y descalzo-, me senté durante unos minutos en el patio desde donde me suelo aislar de los demás. Es allí, en esa pequeña trinchera donde guardo las risas de los amigos y las lág

Hay tantas cosas...

            Hay historias que no merecen la pena ser escuchadas, que no tienen vida, que no destilan escalofríos, ... y a su vez hay historias que al escucharlas, nos dan la vida, pellizcándonos la piel en cada golpe de voz;    hay cuerpos que no tienen alma, que caminan sin dejar rastro, ausentes al dolor y a la risa, ...y a su vez hay almas que buscan caminos en los que la sonrisa y el llanto les ayude a encontrar un cuerpo donde cobijarse; hay momentos que todos guardamos entre papeles de periódicos en algún cajón olvidado, entre reseñas que, con el daño que nos hicieron, quisiéramos no haber tenido que vivir, ... y a su vez quisiéramos revivir determinados momentos, aunque sepamos que la tinta con la que se suscriben abrirán heridas que aun no están cicatrizadas del todo; hay miradas que son cómplices de nuestros sentimientos, de nuestro pálpito a pálpito, de nuestra existencia, ...y a su vez hay sentimientos que palpitan cuando existe complicidad entre nuestras mirad

Por eso fui...

              Antes de que el aire termine de trasminar ese aroma con el que hace unos días perfumaste las calles, antes de que entre los recuerdos te cueles como un sueño vivido a destiempo, antes de que el sol se apodere de esa fábula que con dulzura escribiste sobre los adoquines de la noche, antes, antes de que todo eso suceda, un simple escribano como yo te va a contar el por qué decidió ir a buscarte.   A estas alturas sabes de sobra que mi corazón tiñe mis venas de negro, de ese negro acuchillado por el dolor y la muerte que cada mes de Septiembre se asoma por tu casa para rezarte entre auroras y horquillas, y sabes de sobra que por entre mis arterias se cuela ese tono rancio y añejo de un morado que pisotea adjetivos al regresar por Cristina.   A estas alturas sabes de sobra que nuestras miradas pocas veces se han topado en una callejuela o tras un zaguán de la plazuela, ese rincón que esconde ofrendas entre arrugas y llantos, salpicados éstos de sonrisas que se re