Ir al contenido principal

Entradas

Por eso escribo..

            Escribo  porque es la única forma que tengo de ahuyentar a mis miedos. De salir airoso del tedio que aprisiona mis huellas. De mirar al horizonte con calma poética.   Escribo porque al escribir, siento la libertad corretear entre mis dedos, como cuando remojo mis pies en la orilla de cualquier mar o beso tu espalda mientras gimes mi nombre.   Escribo para dejar un legado. Para que conozcan los pasadizos de mi alma. Para que se sepa qué escondo detrás de mis silencios.   Escribo para que  mi hijo  sepa quien soy; algún día, cuando él resiga mis palabras, sabré que todo esfuerzo mereció la pena al verlo leer.     Escribo porque así hago las paces con el mundo y el mundo me deja vivir en paz.    Escribo porque es la forma que tengo de rezarle a  Dios . Cada vez que me enfrento a un romance o a una décima con sabor a cuaresma, ahí está Él,  prendío  a mis torpes ecos.   ...

La Levitación..

  Que  Sevilla  tiene una pátina de historia en cada una de las revueltas de sus calles es tan evidente como que la luz de sol que la baña al mediodía sólo puede estar enjugada en la paleta de un Dios que hizo de ese rincón un lugar para quedarse a vivir a la hora del ángelus.   Todo el que la visita sabe que sostenerle la mirada es un duelo de silencios.   Todo aquel que ante  Ella  guarda silencio, sabe que tarde o temprano volverá a pisotear sus sombras.   Y esas sombras, y esos silencios, y esas miradas es lo que  Guillermo Sánchez  ha barnizado en este lienzo de libro llamado  “La Levitación”,  enseñándonos cómo era la vida en la Sevilla del siglo XVII.   Es una lectura reposada. Un aprendizaje continuo. Un sabor dulce el que se te queda en los labios cada vez que saboreas una conversación, asistes a una anécdota o revives las aventuras y desventuras que padecen sus protagonistas.   Si te adentras en sus paginas,...

Pequeño Capitán..

  Hoy  mi hijo Jesús  cumple su primer año de vida.    Un año justo desde que le vi la carita, lo escuché llorar por primera vez para agarrarse a la vida y un año se cumple ya de la foto de mi perfil donde -entre lágrimas- le susurré el trocito de un pasodoble de  Carnaval.   Doce meses, con sus doce lunas jalando él de mí, salvándome cada atardecer sin apenas hablar, sólo con sus manitas, sólo con sus enormes ojos y sólo con su sonora sonrisa que es el eco que detienen mis pasos para poder respirar.   He disfrutado y disfruto de él.  He crecido y crezco junto a él.  He vuelto a sentir al  Peter Pan  que llevo dentro junto a él.    Y ahora que has soplado la velita de tu primera tarta, déjame que te arrope los sueños para decirte que jamás me iré de tu lado.   Pequeño Capitán , tengo que enseñarte a golpear a una pelota, a hacer izquierdos en la orilla de la playa, a ver a Dios en los reflejos de una  candel...

San Miguel..

          La otra tarde vi atardecer sentado en un escalón de la plaza de  San Miguel , bajo el refugio de piedra que el arcángel tiene en nuestra ciudad, y desde el que divisa soleras, abolengos y albarizas. Al sol le costó soltarle la mano a la tarde. La luna se asomaba impaciente por el visillo de la noche. La última brisa del verano desplazaba nubes con suspiros esbozados.  Y allí, ante sus azulejos, sus arbotantes y sus turistas, con el silencio cabalgando por mis ideas, me sentí de nuevo preso de esa iglesia a la que todos los días del año le guiño un ojo. Me gusta su planta. Sus hechuras. Y si anduviera, hasta sus andares. Me gusta cómo, sin levantar la voz, es el epicentro del  skyline  jerezano que uno observa cuando arriba a  Jerez  procedente de la bahía.  Me gusta todo de  Ella…  porque  Ella  nació para ser gustada. Es una dama silente que otea nuestras fronteras y remienda -a su manera- la...

Amistad..

  Dicen que los verdaderos amigos, los que siempre están ahí, los que nunca te dejan a solas se cuentan con los dedos de una mano. Pues en mi caso, me faltan manos para contar los amigos que tengo. Y es que tengo un grupo de personas cerquita de mí que saben cómo respiro, cómo son mis espacios, a que huelen mis lagrimas, … y son los culpables de escribir la palabra  Amistad cuando hablo con ellos. Porque  Amistad  de la verdadera es la respuesta que recibí de estos amigos cuando hace unos días les mandé un audio en el que, con la voz rota y envuelto en lágrimas, solté todo lo que llevaba dentro. Algunos me pusieron mensajes. Otros me calmaron con un audio. Otros me llamaron. Varios hicieron por verme. Cada uno a su manera y a su forma me tendieron su mano. Me prestaron sus oídos. Me acompañaron; y aún a día de hoy, me siguen alentando. Ellos saben quienes son porque en ese mensaje me abrí en canal, les pedí ayuda, les rogué consejo y hasta les perdí perdón por molest...

Pensaba...

  Pensaba estos días atrás sobre ese  “comité de expertos”  que con tanto entusiasmo, dedicación y esfuerzo han sacrificado sus vacaciones veraniegas para preparar una vuelta a los colegios segura, a tiempo y confiada.  Pensaba en nuestra  Ministra de Educación , en su talante, en su empatía, en su sapiencia… y en cómo se ha devanado el cerebro para que los problemas de ratio, de espacio y de personal se solucionaran antes del día 1 de septiembre. Pensaba en los  equipos directivos  de los centros educativos, verdaderos héroes de todo este cachondeo y que sí están a la altura de esta puñetera pandemia. Pensaba en mis colegas  maestros  y en mis compañeros de profesión, esos que estamos acostumbrados a recibir criticas de una sociedad que no valora nuestro trabajo y que “ahora” se están dando cuenta del valor que supone enseñar. Pensaba… Pensaba... Pensaba…    Hasta que de pronto, lleno de ira, de rabia y de impotencia, detuve e...

Cuídate viejo..

  Llevo semanas en silencio. Lo necesito. Me reconforta. Y es el mejor aliado que he encontrado para ordenar mis libros. Mi cabeza. Mis recuerdos.  Pero la otra tarde,  los recuerdos se descosieron  y ese silencio que reina en mis días se vio acompañado por un llanto roto. Amargo. Desconsolado. Y todo sucedió al verte en el video de mi  Primera Comunión . Te confieso que no te esperaba. En su momento sepulté en un trastero de mis nostalgias todo lo que me evocara a ti. Para no hacerme daño. Para no rebuscarte. Para no hacerme preguntas que nunca podrías contestarme.  Pero al verte de mi mano paseando por la Plaza del Arenal, con esa mirada templada que es la herencia que me dejaste para sobrevivir en este mundo, el zarandeo y el destrozo fue épico; hasta la soledad vino a consolarme un rato. Y aquí estoy, intentando juntar palabras entre lagrimas para decirte que  te echo de menos , que te fuiste demasiado pronto de mi lado, que tienes un nieto que me ...