Existen una cuantas horas al año en el que el sol y la luna se pasean por nuestra ciudad y se les ve perderse por la cintura de nuestros barrios.
Ese día, el sol se acicala, se pone guapo, se perfuma con palos cortados y le dice al resto de la humanidad que si llega tarde a alguna cita, no se lo tengan en cuenta.
Ese día, la luna tiene una cita con las azoteas, con las casapuertas y con los zaguanes del tiempo para ser ella y reflejar la grandeza que sólo se dibuja al pronunciarse la Noche de Jesús.
Una noche que comienza con una tarde donde el amor fraterno debe de conciliar nuestras miradas… y una noche que acabará en la mirada que concilia todo el amor fraterno que la Vida nos puede regalar.
Hoy es Jueves Santo, y en breve será la Noche de Jesús…
Hoy la Vera Cruz volverá a lagrimear entre Dimas y Gestas…
Hoy la Redención volverá a rendirse en un amor salesiano para que Don Bosco siga sonriendo…
Hoy el Huerto de los Olivos volverá a apartar ese Cáliz para que el Señor de Santo Domingo siga orando…
Hoy una lanza abrirá en dos el costado del Hijo del Carpinteroy los tirabuzones de la Virgen del Carmen servirán de alivio para su escarnio.
Hoy la Humildad y la Paciencia se ponen en las calles para decirles a las calles que la vida es otra cosa.
Y hoy, en la plaza de los escribanos, el Mayor Dolor del mundo gritará de rabia, de pena y de amargura por un hijo que, ahora sí, va camino de la muerte.
Y cuando las luces de San Miguel enmudezcan, un cruficado saldrá al dintel para encarnarse en rezos.
Y cuando la Esperanza se aleje de San Francisco, sólo Cinco Llagas la separarán de su hijo.
Y cuando San Juan de Letrán se quede vacío, Marquillo jalará de Jesús por este Jerusalén llamado Jerez.
Y cuando Santiago escuche saetas, la Muerte se volverá dulce y buena.
Y cuando la Plazuela abra de par en par las cortinas de la espera, que su sonrisa sea la sentencia mas salvífica del mundo.
Bendita misión la de cerrar la Noche de Jesús con un Silencio que sabe a Corpus Christi.
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