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Mostrando entradas de 2014

Pinte su realidad

                       En el trascurso de estos días no solo sacamos del armario los abrigos y las bufandas para protegernos del frío, sino que también rebuscamos entre los cajones de nuestras cinturas eso que se llama humanidad. Humanidad… esa palabra que deberíamos de aprender de pequeño en las escuelas, en las calles, en las reuniones familiares,… Humanidad… esa palabra que al escucharla en la boca de otros nos hace asentir con la cabeza, como el eco de algo lejano. Humanidad… esa palabra donde la h lleva el pecado de ser muda, dejando que sus gritos se ahoguen de soledad al verse reflejada ante los espejos de la cruda realidad. Pinte usted esta realidad como quiera pintarla,… que siempre habrá alguien detrás para con su historia poder superarla. Y al llegar las Navidades, la realidad se supera con cruces; sobre todo con  personas expertas en utilizar la palabra humanidad para envolverla a su antojo, pintando así un retrato de ellas mismas bajo la certeza de

Infinidad de recuerdos

                  Tu corazón dejó de latir el día de la Esperanza, y desde entonces tu nombre brilla con luz propia en el bolsillo de mis ausencias. Fíjate si eras especial, que hasta para marcharte escogiste el día más bonito del calendario, dibujándose desde ese momento en mi cabeza infinidad de recuerdos tuyos. Comidas en Sanlúcar, historias del banco, miradas de complicidad,… Recuerdo las veces que iba a saludarte al llegar a tu casa, y te encontraba sentado en tu butacón azul, rodeado de esos papeles que eran tu mundo y tu refugio; recuerdo lo mal que lo pasé en aquel primer viaje a Mérida,… y recuerdo lo mal que lo pasaste tú en el que hicimos juntos a Granada porque querías conocer dónde estaba estudiando el novio de tu hija; ainsssss si el asiento de mi coche hablara… Me quedó pendiente el que me enseñaras a hacerme el nudo a la corbata; la verdad es que nunca quise aprender porque me gustaba que me los hicieras tú. Soy el menos indicado para hablar de t

¡Qué bonita estás...!

Es lo que siento al vivirte en estos días… y tenía ganas de gritarlo en esta columna para que los vientos se encelen al rodearla…  ¡Qué bonita estás…! Te lo digo a ti -sisi-, a ti, a Jerez, a este trozo de tierra que llevo cosido sobre mis entrañas y que me duele cuando sufres, y que me haces feliz cuando te pones el mundo por montera. Por montera… ese debería de ser tu apellido, y dejar a un lado ya el de frontera, porque en estos días hasta esas piedras centenarias se rinden ante las hechuras de tu presencia. Me acerque a verte de cerca o lo haga desde la distancia, llevas unos días desprendiendo un aroma a barrica de compás y de duende, a latido hilvanado entre yunques y fraguas, a repeluco de ausencias, de nostalgias y de recuerdos que saben a bendita gloria. Desde por la mañana a la tarde, vas dibujando en el aire todo un arco iris de sonrisas que no hacen otra cosa que endulzar de pellizcos los lunares de tus costuras. Y es que esperas estos días para arra

Mea Culpa

Pasan los días y las dos palabras que abren este artículo se están quedando atrofiadas en el olvido de la memoria. Significan literalmente… “ por mi culpa ”, y se aplica -o se aplicaba- cuando una persona asume un error, reconociendo públicamente que se ha errado, que se ha cometido un desliz, que se ha estado desacertado. Desde nuestra barrera de ciudadanos, pedimos ejemplaridad a los políticos, a los deportistas, a las artistas de la copla,… y nos indignamos si algunos de estos personajes no se inmolan ante nuestros televisores ante una mala gestión, una falta mal lanzada, o una pasión mal encauzada. Pero,… y la gente normal, las personas que ajustamos el dinero desde el día veinte de cada mes, personas como usted y como yo que no estamos sometidas al foco de la trasparencia ni ostentamos cargos públicos, ¿no cometemos errores? Y de cometerlos… ¿lo asumimos como tal? Créanme que no es tan difícil levantar la mano, reconocer un traspié y ampararse en la humi

Diciembre

En un par de horas comenzaremos a tachar los días que conforman el último mes del año, y podremos mandar al olvido este mes de Diciembre que comienza a rodar entre zambombas y villancicos. Diciembre encierra en sí mismo caminos que cada año vuelven a hacerse con agua, viento y frio -como los de estos días vamos-; es el mes que Jesús decidió para venir a salvarnos y es el mes donde la ilusión se arremolina en torno a niños… y no tan niños. Es el mes de las manos en los bolsillos, de los chaquetones gordos, de los paraguas y las bufandas; de los guantes de lana, de las botas altas, de los calcetines envolviendo la parte de abajo de los pijamas para dormir y coger pronto el calor de las sábanas. Es el mes del consumismo -esa misteriosa mano que se apodera de nuestras carteras-, del bullicio en las grandes superficies y del ruido estridente en el  centro, de la nostalgia en forma de ausencia; es el mes de pensar y repensar los gustos de los que tenemos a nuestro alrededor y

Maldito parné...

Dejando a un lado mi apatía generalizada con todo aquello que tenga que ver con la Navidad -exceptuando algunas zambombas y los roscos de mi madre-, el anuncio de este año de la lotería es cojonudo.   Es absurdo en sus formas, pero es cojonudo en su contenido. Cuanto más lo veo menos me gusta. No me creo la escena. No me trasmiten los actores. Y la historia en sí no hay por donde cogerla. Pero si te pones a pensar con calma en el mensaje que nos quieren trasmitir los publicistas este año, el mensaje en sí es una guantada sin manos, pues nos están dejando muy a las claras que todos somos unos materialistas. Y nos lo dicen de una manera sutil, a plena luz del día y en estas fechas tan señaladas para las carteras y para la hipocresía.     Todos somos como ese hombre que pasa de la desolación a la felicidad absoluta al saber que su cartera va a rebosarse de dinero.    Todos basamos nuestra ilusión en estos días en una quiniela, en un cupón, en una participación

El boom Ojeda

A veces resulta curioso ver cómo laten algunos corazones tras los muros de esta ciudad. Al jerezano de pro -desde que nace-, se le cae la baba con aquello que viene de afuera, sea lo que sea aunque estemos delante del disparate más grande y absurdo del mundo… y pisoteamos con ahínco y rencor aquella cabeza que lleva nuestra sangre por el simple hecho de destacar un poquito entre la multitud. Es la cruz que llevamos adosada a nuestra penitencia. Y la envidia… ese manjar que algunos mastican desde chico. El último ejemplo lo está viviendo en sus carnes uno de los nuestros que lleva por bandera -allá por donde va- la tierra que le vio nacer… gracias a sus videos, sus golpes en la mesa y a sus iniciativas a través de las redes sociales. Se trata de Álvaro Ojeda. Al escucharlo, no esperen tratados científicos en sus exposiciones o revolucionarias teorías que nos expliquen el porqué de la vida… ya que se trata sólo de un chaval que nos cuenta -a su manera, con su

Marionetas sin libertad

Siempre he mantenido la teoría de que en algún enclave estratégico de nuestro planeta -de manera aislada y a prueba de paparazis-, un grupo reducido de elegidos manejan el mundo que usted y yo conocemos a su antojo, decidiendo desde cuándo cambiar la hora de los relojes, encender la estufa, o el primer anuncio del año,… hasta la elección de las diferentes cortinas de humo con las que entretenernos por las tardes. Constato así que ciertos humanos no dan puntada sin hilos, sobre todo aquellos que elaboran con astucia y simpleza estas cortinas con las que somos incapaces de ver realmente lo que sucede a nuestro alrededor. Hace unos días que erradicamos el Ébola de nuestros desayunos, y antes de que nos diéramos cuenta, estas mentes pensantes ya tenían para nosotros otro tema de preocupación, y otro motivo para cabrearnos con la vida: el dichoso doble check del whatsApp. Previamente habían estado tanteando el terreno con la Pantoja y su entrada en prisión, con la imputació

¿De qué sirve...

                      Asomándome a esta ventana desde donde diviso el mundo, hoy me asaltan ciertas dudas… ¿De qué sirve escuchar el perdón del Presidente del Gobierno, si a renglón seguido vemos cómo se acomoda en su asiento con la sensación de que él también nos está robando, engañando, traicionando,…? ¿De qué sirve la oposición a este Gobierno que tenemos, si su proyecto para gobernarnos se basa en el manoseado y cansado “y tú más”? Y las nuevas alternancias políticas… ¿sirven para algo? Ustedes seguid así chavales, que ya veréis cómo nos vamos a descojonar todos cuando lleguen las urnas…   ¿De qué sirve buscar a Dios -en las maderas del arte o en el prójimo-,… si Éste está haciendo oídos sordos a nuestras súplicas, desvaneciéndose más si cabe nuestra esperanza y nuestra fe? Quizás no fue tan buena idea esa de crearnos a su imagen y semejanza… ¿De qué sirve sentirse uno consigo mismo buena persona… si tal y como el mundo va caminando lo que te entr

Perder la amistad...

Te escribo estas líneas desde la melancolía de tus últimas palabras, desde el rencor envuelto en el pañuelo que lleva tu nombre, desde un atardecer salpicado de dudas… esas mismas que tú -con tu eterna paciencia y generosidad-, de un plumazo desterrabas. Están pasando los días... y se antoja complicado tenerte… y a la vez no saber de ti. Ambos sabemos lo que significa perder algo en esta vida. Hemos regresado a casa muchas veces con las manos vacías, consolando a nuestras arrugas, a nuestros abrazos rotos, a nuestros latidos entrecortados… Y no sé a qué estamos esperando para volver a fijar la mirada en el fondo de nuestros ojos… y volver a sentir esa sensación de no tener nada que decir... pues en ese nada se describen las sombras de un instante repleto de felicidad. Nos podrá el orgullo de hombre. O el carácter que ambos masticamos. O ese miedo a descolgar un teléfono. A mandar un mensaje. A romper las cadenas del silencio… O quizás es que ya no queremos volv

¿Tendrán poca vergüenza?

Había un capítulo de la mítica serie Aquí no hay quien viva donde aprendí que el ciudadano de a pie tiene que desconfiar de los bancos, puesto que no te puedes fiar de un lugar donde hasta para firmar un simple ingreso te ofrecen un bolígrafo atado a un mostrador. Y hojeando las últimas noticias acerca de los bancos y sus tarjetas black ,  lo que tienen atada y más que atada estos consejeros y altos cargos al nudo de sus corbatas es una descarada e insultante poca vergüenza. Vergüenza que por otra parte jamás le harán daño, puesto que para llegar hasta donde han llegado, viviendo al ritmo que marcan sus coches de lujo, sus yates y sus contactos,… de seguro que habrán tenido que comprar -y seguirán comprando-, a decenas de  jueces y abogados.   Y si no, démosle tiempo al tiempo. Da asco el escuchar en lo que estos miserables se han ido gastando un dinero del que podían prescindir, puesto que ya disfrutaban de unos sueldos inimaginables. Da asco el ver cómo se es

En tres días...

El pasado fin de semana un grupo de trece amigos enarbolamos la bandera de la amistad, con una bicicleta de por medio y con la Madre de Dios como alfa y omega en cada una de nuestras pedaladas. Comenzamos con un guiño de despedida ante María Santísima de la O; nos rendimos ante el verde de la Esperanza más humana de Sevilla; y enjuagamos nuestros latidos ante una Virgen del Rocío que tanto sabe de velas, de promesas y de caminos.   Les puedo asegurar que en esta ruta mariana hubo de todo. Desde pellizcos donde la piel se echó a llorar y apenas hubo palabras que decir… hasta miradas que cada uno de nosotros guardará en los bolsillos de los recuerdos,… y que seguro volveremos a sentir cuando el tiempo disponga sus hilos para que nos fundamos en un abrazo. Tengo ganas de ver a los culpables de que la nostalgia siga respirando. De cada uno de ellos me llevo algo…una charla, un aprendizaje, un por qué para entender que hay que seguir luchando en esta jungla de asfal

Muñecos rotos

Huyo de este tipo de programas desde que imprimo mi verdadera firma en cualquier documento oficial, pero la otra noche me topé de casualidad con Pequeños Gigantes , ese programa donde unos cuantos niños juegan cada semana a ser cantantes, bailarines, presentadores,… Aguanté cinco minutos. Y es que, será deformación profesional o será demagogia barata,  los niños a ciertas edades lo único que deberían de estar haciendo es llevar una vida de niños -máxime un día entre semana-, donde al día siguiente hay colegio. Algún avispado me reprochará que este tipo de programas se graban para no alterar la vida académica de los implicados… pero tengo la sospecha de que el chaval que tiene que darle al play en los estudios centrales no tiene que levantarse temprano a la mañana siguiente para preparar algún que otro Cola-Cao.   Dejé de ir a ver partidos de futbol de categorías infantiles porque no soportaba el comportamiento de ciertos padres que proyectaban sus frustraciones

La del pueblo

            Colaborar en los medios de comunicación me está permitiendo subirme a una atalaya de privilegios donde oigo, veo,… y algunas veces guardo determinados silencios por temor a herir sensibilidades. El problema viene cuando la sensibilidad herida es la mía; y cuando esto sucede, la sensación de vacío con la llego a casa es fría, desoladora y triste. Y el pasado miércoles volví a sentir esa sensación danzar sobre mi piel. Para cualquier cofrade, participar en la procesión de la Patrona de su pueblo debiera de ser un motivo de orgullo, de fiesta, de reconciliación con nuestra niñez y nuestras raíces. Pero claro, si hablamos de Jerez -ciudad que se llama a sí misma “mariana”-, el problema varia… ya que asistir a una Novena es una pérdida de tiempo; donde a mitad de camino hay hermandades que se retiran del cortejo; donde se sortea por los grupos de whatshap qué miembros de junta son los “desafortunados” para representar a la hermandad; donde se llega a la Bas

Allá donde estés

            Hace un par de días que te marchaste, y nuestra casa de Cristina aún conserva el aroma de despedida en el aire. La luz de los cirios sigue temblando con lo vivido; el luto de Traspaso se está apoderando de las paredes; y las pisadas de tu voz se están acomodando en el filo de la entrada.  A pesar de que las arrugas de mis manos empiezan a delatarme, uno nunca está preparado para escuchar ciertas noticias. Y la de tu marcha -cerrando los ojos para dejar de sufrir-, es una de esas que hace que el silencio abrigue miradas.   Supongo que la abuela Teresa ya te habrá recibido con una copita de Jeré allá en el cielo, y que en breve estaréis hilvanando nubes y abrazos,… pero para los que nos quedamos aquí nos toca vivir momentos duros. Entre ellos, desempolvar recuerdos, buscarte en cada besamanos, llorarte al no encontrarte en todos los actos que organiza nuestra hermandad,… Son tantas las preguntas que se quedan en el vacío.   Pero es que fuiste muy