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Duele..

  Al regresar a casa, he vuelto a sentir esa punzada arañándome el alma, justo a la altura de tu nombre.   Y  duele … y tanto que  duele ..   Como cuando te ensartan con una aguja caliente los ojos.   O cuando ves que el olvido es lo único que queda entre los sueños y las ilusiones.   Duele …   Como el frio que te eriza la piel al no hablarnos, al no mirarnos, al dejar de caminar juntos por la vereda de los días.   Duele …   Como si alguien me estuviera destripando el cielo de la boca o rasgándome la piel del pecho a tiras tan finas que, al desprenderse de mi cuerpo, se escapan de entre los dedos..   Duele ...   Y guardo silencio.   Y lo asumo.   Y lloro a solas.   Pero  duele …   El haberte perdido.   El no tenerte.   El no ser tuyo.   El que no me quieras.   Duele …   Como una muerte a cuentagotas.   Como una vela que se va apagando lentamente por el corredor de la noche....

La Virgen Del Valle..

El Valle va caminando bajo un palio de oro fino  sabiendo que su destino  es vivir representando  el dolor y los quebrantos  de un oasis de ternura  que se vuelven sepulturas  y traspasan celosías  cuando el viento se porfía en puñales de Amargura.   En la enagua de su talle  el  Valle  va desgranando  sus penas, acompasando  el azahar de las calles  hilvanando sus detalles  al rumor de los fracasos  arañando con traspasos  la sombra de sus latidos  que caminan, descosidos  por orillas sin ocasos.   Ella  quisiera olvidar  lo que sus ojos sufrieron  al ver cómo destruyeron  al que nos vino a salvar  entregando su  Verdad en una cruz de negruras  deshojando las hechuras  y los sentidos del alma  provocando que la calma  la reclame entre locuras.   Ella  quisiera vivir  en el ayer de la historia  negándole a la memoria...

Tu Cruz..

  Cuando el  Hijo de Dios  tomó entre sus manos ese trozo de madera en el que expiraría para siempre sus agonías, la tierra se secó por dentro.   Días antes, alguien lo tuvo que extirpar del suelo, separarlo de sus raíces y convertirlo, sin él saberlo, en un leño sagrado, en una mortaja de alientos, en una sombra de sufrimientos.   Desde el silencio de sus betas y sus barnices, esa madera vio como la condena más injusta y necesaria para la humanidad se había consumado.   Y desde que  Jesús  la tomó entre sus brazos, quiso acariciar ese dolor y hacerle más suave si cabe ese vía crucis de espinas, esos latigazos de miedo, esos encuentros por las esquinas.   Dios  abrazó esa cruz, como el que abraza a una madre cuando todo a su alrededor es un incendio de furia.   Dios  abrazó esa cruz, sabiendo que sobre ella perdería la vida, perdería los suspiros, perdería el sentido y los por qué. Dios  abrazó esa cruz, y el mundo dejó de...

Entre el Cristo y la Yedra

Entre El Cristo y la Yedra la tarde del  Viernes   Santo quiso el aire detenerse y desgranar los encantos de una  Madre  frente al  Hijo de un  Hijo  con sus quebrantos deteniendo las agujas del cristal de los espantos para que el mundo supiera a qué saben los fracasos.     La tarde era una acuarela de rezos y de notarios salpicada por barnices de empujones y glosarios y en el balcón del Cachorro las gargantas se arañaron.   Tras el aplauso y los oles el cortejo fue avanzando para intercambiar las varas y rezar sin sobresaltos. Nadie quería perderse las miradas, los flechazos y hasta los politiquillos allí se fotografiaron.     Y entonces el cuadrillero detuvo allí el desembarco de una vela con un mástil que atravesó los espacios.     La  Esperanza ,  na  más verlo se enjugó todos los llantos que va guardando uno a uno bajo el zaguán de su paso colocándose el delantal presentable, por si acaso al guiño ...