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Primeros espadas

Tengo la sensación de que en algunos aspectos de mi vida es mi propia vida la que se anda burlando de mí, enseñándome cada vez que puede su sombría espalda, haciendo que mis perseguidos sueños sigan retrasando su llegada.   Andando el tiempo he aprendido no sólo a recorrer mi camino, sino a detener la mirada en mitad del mismo para ver lo positivo que encierra cada pisada marcada.   Y el fin de semana pasado volví a hacerlo. Salí de mi zona de confort y asistí al Primer Encuentro provincial sobre Turismo, Cuaresma y Semana Santa celebrado aquí al lado, en el Campus universitario de la Asunción, y por unas cuantas horas volví a sentir me un privilegiado. En su momento les comenté a los organizadores algunos aspectos que tendrían que hacerse mirar para encuentros venideros, sin acritud y desde el cariño que les tengo a más de uno… Pero a pesar de los fallos cometidos, es de recibo darle las gracias a la organización de este evento porque -sin pretend...

Decir adiós... eternamente...

             Si hay una palabra que suene a despedida, esa es la palabra adiós; y si sabes que esa despedida va a ser eterna, ese maldito acento atraviesa tu garganta cada vez que la pronuncias.  Y yo -por mucho que pase el tiempo-, no me acostumbro a pronunciarla. Por desgracia ya nos hemos enfrentado alguna vez que otra.   Se lo que implica decirla, escribirla, pensarla,…  y se todo lo que esa palabra provoca en mi mente cuando se pierde por la comisura de mis labios.   Figura en mi lista negra de las cosas que le eche en cara a mi Creador cuando ajustemos cuentas allí arriba.   Decir adiós… eternamente… Es como el peaje que tenemos que pagar por vivir, por respirar, por amar. Es la letra pequeña de este contrato que firmamos con la tinta del cordón umbilical que nos une a nuestros padres, a nuestra familia, a las entrañas de nuestra sociedad.   Su trazo pone fin a toda historia; e...

Armas distintas

De lo sucedido días atrás en la redacción del semanario parisino Charlie Hebdo, saco tres conclusiones. La primera es que el ojo humano está tan viciado de violencia y de barbarie, que quemar a alguien a quemarropa ya no nos asusta como antaño. La segunda es lo culta que es la gente, pues todo el mundo conocía esta revista francesa y el contenido de sus editoriales.   Y la tercera - quizás la más importante-, es que la libertad de expresión es una bandera que ondea al viento de los intereses de uno mismo cuando más nos conviene.   Dios me libre de ser analista político o contertulio sabelotodo, pero desde mi ventana la cosa se ve de manera muy simple.   Unos periodistas se mofan en sus portadas de Mahoma, y unos cuantos fanáticos musulmanes hacen efectiva su venganza asesinando a todo aquel que se pusiera por delante. Distintas armas a utilizar en el juego de la democracia. Cuando yo era pequeño, aprendí rápido con quien podía meterme en el...

Cambio de Agenda

                 Siempre que llega el último día del año busco un hueco al caer la tarde para hacer un traspaso de agenda. Es un ritual sencillo donde hojeo con calma todo lo que han sido mis días, mis proyectos, mis fracasos; es una bonita forma de hacer balance.    En la agenda que ya camina entre nostalgias hay de todo. Días finiquitados con una enorme sonrisa… y sonrisas que jamás aparecieron al finiquitar algunos días. Entre otras cosas, hice realidad el viejo sueño de ver a la Macarena bajo palio, celebré como un condenado el último título conseguido por el Sevilla F.C., y volví a aprobar un examen de Inglés.   Tras catorce años regresé a sentirme libre montando sobre una bicicleta; bajé a los abismos de la soledad y de los silencios; y navegué sobre las orillas del aire para retener a esa mirada que hace que mis latidos tengan sentido al mirarnos la luna.    A mis enemigos le he dado...

Pinte su realidad

                       En el trascurso de estos días no solo sacamos del armario los abrigos y las bufandas para protegernos del frío, sino que también rebuscamos entre los cajones de nuestras cinturas eso que se llama humanidad. Humanidad… esa palabra que deberíamos de aprender de pequeño en las escuelas, en las calles, en las reuniones familiares,… Humanidad… esa palabra que al escucharla en la boca de otros nos hace asentir con la cabeza, como el eco de algo lejano. Humanidad… esa palabra donde la h lleva el pecado de ser muda, dejando que sus gritos se ahoguen de soledad al verse reflejada ante los espejos de la cruda realidad. Pinte usted esta realidad como quiera pintarla,… que siempre habrá alguien detrás para con su historia poder superarla. Y al llegar las Navidades, la realidad se supera con cruces; sobre todo con  personas expertas en utilizar la palabra humanidad para envolverla a su ant...

Infinidad de recuerdos

                  Tu corazón dejó de latir el día de la Esperanza, y desde entonces tu nombre brilla con luz propia en el bolsillo de mis ausencias. Fíjate si eras especial, que hasta para marcharte escogiste el día más bonito del calendario, dibujándose desde ese momento en mi cabeza infinidad de recuerdos tuyos. Comidas en Sanlúcar, historias del banco, miradas de complicidad,… Recuerdo las veces que iba a saludarte al llegar a tu casa, y te encontraba sentado en tu butacón azul, rodeado de esos papeles que eran tu mundo y tu refugio; recuerdo lo mal que lo pasé en aquel primer viaje a Mérida,… y recuerdo lo mal que lo pasaste tú en el que hicimos juntos a Granada porque querías conocer dónde estaba estudiando el novio de tu hija; ainsssss si el asiento de mi coche hablara… Me quedó pendiente el que me enseñaras a hacerme el nudo a la corbata; la verdad es que nunca quise aprender porque me gustaba que me los hicieras tú...

¡Qué bonita estás...!

Es lo que siento al vivirte en estos días… y tenía ganas de gritarlo en esta columna para que los vientos se encelen al rodearla…  ¡Qué bonita estás…! Te lo digo a ti -sisi-, a ti, a Jerez, a este trozo de tierra que llevo cosido sobre mis entrañas y que me duele cuando sufres, y que me haces feliz cuando te pones el mundo por montera. Por montera… ese debería de ser tu apellido, y dejar a un lado ya el de frontera, porque en estos días hasta esas piedras centenarias se rinden ante las hechuras de tu presencia. Me acerque a verte de cerca o lo haga desde la distancia, llevas unos días desprendiendo un aroma a barrica de compás y de duende, a latido hilvanado entre yunques y fraguas, a repeluco de ausencias, de nostalgias y de recuerdos que saben a bendita gloria. Desde por la mañana a la tarde, vas dibujando en el aire todo un arco iris de sonrisas que no hacen otra cosa que endulzar de pellizcos los lunares de tus costuras. Y es que esperas estos días para ...