Hecha pedazos.
No encuentro las palabras adecuadas para decirte adiós, y por día que pasa el nudo en el estómago es más grande.
Llevo media vida preparándome para esta sensación. Y estoy desbordado. En una nube. En un mal sueño. En shock.
Cuando nadie me ve, los ojos se encharcan en lágrimas.
Y cuando alguien me ve, me descompongo como un bebe al que le falta el calor de su madre.
Se que no sufriste..
Se que dejaste de vivir para que nosotros en casa viviéramos..
Se que te echo de menos..
Fuiste la esposa más abnegada..
La hija más entregada..
Y la madre más dulce -como tus roscos- que pude tener..
Te dejaste cada suspiro para que tuviéramos una vida sencilla, una vida agradecida, una vida humilde.
Y eso quiero pensar que somos: sencillos, agradecidos, humildes…
Me queda el consuelo de que hice por ti todo lo que estaba en mi mano; si mil vidas viviera a tu lado, mil veces lo haría.
Ahora tengo que vivir sin verte sentada en tu sillón cosiendo túnicas o trajes de flamencas.
Ahora no se a quién le quitaré el nudo del delantal cuando entre en la cocina.
Ahora hasta el futbol ha dejado de tener sentido porque no tendré tu llamada para decirme que tu equipo ha ganado o perdido.
Déjame pedirte perdón por las veces que te levante la voz.
Por las veces que no te hice caso.
Por las veces que no estudié.
Por las veces que llegué tarde.
Por las veces que te fallé.
Por las veces que di un portazo.
Por las veces que no me afeité..
Por las veces que no te dije te quiero…
Pero mira Mama.
El mundo que nos rodea te quiso.
Y te sigue queriendo.
Y no nos ha dejado solos en este duro trance.
Y tengo esa tranquilidad y esa paz conmigo mismo porque te llevé por bandera, y dejaste un recuerdo infinito en todos nosotros.
Fuiste una segunda madre para muchos de ellos.
Me seguiré encargando de la familia como siempre hice. Como sé que te gustaba que hiciera. Como hicimos juntos. Quédate tranquila.
Seguiré escribiendo como me pediste en tus últimas horas de vida, cuando ya bosquejabas el cielo que Dios te tenía reservado.
Y cuidaré de ese niño que te dio fuerzas para seguir respirando estos últimos años.
Jesús sólo te dio un beso, y fue la última vez que te vio.
Él sabía que te tenías que marchar.
Él te hizo ese regalo sin envolver.
Él te entendió mejor que nadie.
Gracias por haberme parido.
Por haberme criado en la fe.
Por haberme querido.
Gracias por enseñarme a ser un hombre.
A tener fallos.
A equivocarme.
Y gracias… mil millones de gracias por permitirme haberte conocido.
Por haberme enseñado las arrugas de tus manos.
Por saber que la vida se resume en el olor de tus pucheros, en el aroma de tus abrazos, en ese saber estar que siempre tuviste.
Que la vida es lo que nosotros queramos que sea… me enseñaste una vez..
Que la vida es sólo un camino de rosas moradas y al amparo del Señor de la Sed para llegar a conocer a la Esperanza.. es lo último que me has enseñado.
Mama Milagros…
Allá donde estés… no dejes de sonreír.
Te quiero mi vida.
Descansa en Paz mi estrella.
Duelen los adentros al leerte....será porque me uno a tu dolor, en la ausencia presente de mi amdre. Un beso enorme al cielo y para ti otro grande. TQ tela hermano..
ResponderEliminarQué bonitas palabras, qué forma tan maravillosa y triste a la vez de despedirte..pero sé que mamá Milagros está orgullosa de ti. Besitos al cielo.
ResponderEliminarA verdad que gran mujer eras y serás alli arriba en el cielo te hecharemos de menos mama milagro besos para el cielo 💕
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