Una canción de Sabina esperando el cambio de color de un imperecedero semáforo..
La sonanta de una guitarra con las cuerdas rotas y desvencijadas..
Fue un mensaje de wasap frío, seco, cortante..
Una sonrisa tras una mascarilla de lunares en mitad de un pasillo..
Una fotografía a color, hecha con una cámara de las antiguas..
Fue un tiempo donde el reloj de pulsera se quedó a descontarse en la mesita de noche..
Una condena con firma de leyenda, pero sin grilletes..
Un susurro pintado en una azotea de barrio..
Fue un si envuelto entre nervios de canela..
Un desgarro inesperado, de los que después del grito sabes que tiene que brotar sangre..
Un te quiero pronunciado al aire, de esos que arañan los cristales y desvisten los miedos..
Fue un beso prohibido, en una calle sin farolas, con la luna descosiendo hilvanes a la noche y los celos mirando de reojo por las ventanas de la envidia..
Fue una cicatriz en un trozo de piel desnuda..
Un desnudo despacio, con la luz a medio encender..
Un grito de socorro en mitad de una tormenta de lágrimas..
Fue un poema a medio escribir..
Un soneto sin rima..
Una necesidad de rebuscar en el dobladillo de los silencios..
Fue una melodía acentuada por la nostalgia..
Un pellizco sin recibo de vuelta..
Una mirada atravesada por la alegría..
Fue una conversación bajita, de balcón a balcón, y con las prisas desesperándose en la esquina..
Un paseo por un sendero de adoquines con cera..
Un minuto que, al acariciar sus manos, se convertían en horas..
Fue..
P.D.: Artículo publicado en Capitaneados...
Comentarios
Publicar un comentario