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Entradas

Henchido de Tí..

  Tenía que verte a solas, y escogí la tarde en la que perfumaste a  Sevilla  con tu mirada.   Necesitaba de  Ti , y  Tú  me permitiste aferrarme a tu cintura, esa que huele a canela y clavo, y que en los cielos perdidos de la primavera  Alberto Gallardo  sigue cuidando con su voz.    Necesitaba de  Ti , y despejé los miedos para verte pasear ante el rótulo de la  calle Verónica , esa promesa que cumpliré cuando mis arrugas sean lo único que me quede por deshojar.   Necesitaba de  Ti , y en silencio te fui a buscar, con mi soledad, mis cicatrices y mis ilusiones atadas a un hatillo de momentos.   Y ante  Ti  las manecillas se detuvieron. Y los dos nos comenzamos a desnudar, y a contar las heridas que ambos llevábamos en el alma.    Pero en la  segunda   chicotá , la sonrisa nos delató, y dejamos en los bolsillos del querer las penas y nos contamos las alegrías a media voz. ...

Destino: los sueños

Reconozco a día de hoy que durante años mi zona de confort era mucho más grande que el mar que rodea a la bahía de Cádiz. Vivía de manera cómoda.  Con la ropa lavada y planchada. Con la comida a mantel puesta. Y con un trabajo donde las aspiraciones por mejorar se esfumaban antes de que la primera quincena de septiembre se tachara en el calendario. Pero tras los varapalos que la vida me ha dado en los últimos años, no pienso volver a esa zona de confort ni aunque me maten.  Porque, literalmente… ella ha sido la que me ha matado. Creía que por ser quien era y por estar donde estaba, podía exigir a amigos, familiares y compañeros de trabajo. Sentía que mi palabra eran mandamientos. Y mis deseos ordenes que cumplir… Pero tras perder a mi madre, a una decena de amigos y a la mujer que más he querido en esta puñetera vida, cogí a la soledad por la cintura y nos desnudamos las lágrimas. No fue fácil admitir que estaba roto ante ella. Que tenía el corazón desahuciado. Y que la mirada...

Corretea..

  Corretea  Tu  nombre entre gemidos  junto al tiempo, amarrado a tus miradas. Se descalzan las dudas desoladas  y los rezos suplican derretidos.      En las aceras, callan los olvidos. Las lágrimas se secan deshojadas. Se queman las promesas, demudadas… Y coses cicatrices sin quejidos.     Eso provocas  Tu , sin miramientos,  al florecer suspiros de locura en tu boca, en tus ojos, en tus vientos.   Perdiendo la razón y la cordura, toda piel que se cruza entre lamentos y te nombra, bajito, su  Amargura . Soneto escrito a la Virgen de la Amargura en el año 2020  

Roma..

  Sin lugar a dudas,  Roma  es la ciudad bañada por la historia. La notaria de nuestro pasado, presente y futuro. La que huele a legiones y emperadores cuando el sol pide descansar.     Roma  es esa ventana a los amores imposibles. Un cerrar de ojos a una cicatriz que está costando supurar. Un beso demudado por el adiós.   Roma  es ella…   Todo un imperio de latidos cuando sonríe.   Toda calzada cuando se descalza.   Toda mujer cuando cae la tarde.   Roma  es ella tras cada esquina, bocacalle o plazoleta.   Tras cada vericueto, acento con prisas o fuente anudada al mar de los quereres.   Roma  es ella… Y por los siglos de los siglos lo será… De ahí que cada vez que la nombre o la visite, por mi mente se vuelve a escapar su recuerdo.   Ese recuerdo tatuado al escalofrío de mis huesos.    A la orfandad de mis abrazos.   Al hilo invisible de mis sueños.   Roma  es ella.  ...

SAETA DE PAPEL..

            La  Noche de Jesús  avanzaba lenta, como la caída de un goterón de cera elevada al cuadril. La luna pintaba destellos de princesa con los pies descalzos por las azoteas, y el frío se iba acomodando en los bolsillos de los chaquetones.   A lo lejos, una  Esperanza  cruzaba la ciudad con el remiendo de decenas de lágrimas en sus costuras. Por  Santiago , un silencio de muerte arrebataba suspiros a las preguntas sin trazo de los nombres. Por  San Miguel , el  Verbo  volvió a hacerse nudo, madera y pátina para que la vida se enmudeciera al verlo atravesar por los dinteles de las casas.   Todo parecía ser lo mismo. Pero nada era igual.   Sobre todo, en la garganta de Luis. Rota. Ajada. Cansada a esas alturas de la semana… Pero necesitada de rezos. Los que sólo se consiguen cuando se canta una saeta. Lanzando un dardo. Recogiendo un escalofrío. Recibiendo el calor de un guante sobre la cara o...

Escuchas..

 Tú mejor que nadie sabes a quien le dije ese te quiero... La Morada

Escógeme..

  Sólo necesito que me escojas... sólo eso... La Morada