Ir al contenido principal

Fueron 33..

 

Cuenta una vieja leyenda que para que un ángel del cielo pueda ascender a Arcángel, éste tendría que completar, a lo largo de sus días,  tres misiones con las que obtener el vuelo eterno allá en la Gloria.

San Miguel y San Rafael fueron los primeros en conseguir tal distinción, y cada tarde animaban a San Gabriel para que se uniera con ellos… y así descansar los fines de semana a orillas del Edén. 

Pero Gabriel -inocente donde los hubiese-, no encontraba nunca el momento de dar el paso al frente para bajar a la tierra,…  pues todavía tenía marcado en su cabeza sus dos visitas anteriores.

Desde que respiró el aire que se respira por aquí abajo… sentía un dolor acariciando el destello de los recuerdos. 
 
Y albergaba  miedo -mucho miedo-, sobre todo el de no volver a dormir por las noches al oír en su cabeza las voces de cientos de dedos acusándole de traidor e indolente.   

La primera vez que alzó sus alas por estos pagos fue en la ciudad de Nazareth, para postrarse ante una doncella desposada de la casa de David… cuyo nombre era María… diciéndole aquello de: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres… naciendo de este encuentro nuestro amado y querido Maestro. 

Mientras las Escrituras se cumplían a pies juntillas, él asistía al escarnio y a la pasión del enviado por Dios desde la lejanía, sin poder hacer nada,… pasando miles de noches en vela y deambulando por el tiempo con el alma rota y las alas quebradas.
 
Hasta que un día -en un ataque de orgullo-, pudo recomponer su vuelo y posó sus pies sobre el azul de nuestro mar en busca de un tal Castillo Lastrucci para que éste tallara una figura de Jesús que durmiera a la muerte sobre tres clavos de dulzura… buscando así, sin corona de espinas ni potencias,… que los rezos se quedaran a descansar sobre una pátina de creencias.  

Castillo talló, -en ese trozo de madera-… la mejor despedida del hombre…

Pero San Gabriel sintió la indiferencia de un reino que probablemente no era para Él. 

Y sin saber muy cómo… el mismo Lastrucci le dio hospedaje en su pequeño taller, acogiéndole de su destierro y agradeciéndole que le susurrara que la muerte puede ser hasta buena. 

De vez en cuando lo notaba pasear por entre los bancos de madera; le veía limpiar los restos de virutas al apagar la luz,… y sabía que aquel rincón terrenal se había convertido en su escondite preferido.

Pero no se atrevía a hablarle… No sabía cómo dirigirse a un enviado del cielo… No se atrevía… siquiera… a confundirse en el mismo aliento. 

Hasta que una tarde, la luz comenzó a perderse por las aceras de las sonantas…cinco lágrimas de cristal esperaban su turno para derramar su agonía sobre una mascarilla recién acabada…y el fuego de los quebrantos ardía sobre los perfiles del amanecer esperando calentar la espuma de los temblores.
La última obra parecía estar acabada… pero Lastrucci sabía que a esa dolorosa le faltaba algo,… que las gubias pedían perderse un poco más en esa boca entreabierta y en esa mirada que oteaba el horizonte.   

Pero no daba con la dentellada adecuada… y el desespero de artista comenzaba a hacerle mella en el carácter,… hasta que de pronto,… sus manos fueron guiadas por un halo invisible… y comenzó a rayar en el aire 33 latigazos, 33 caricias, 33 abrazos; 33 cadenas, 33 verdades, 33 condenas; 33 esperas, 33 promesas, 33 cegueras;…

Sentía su piel respirar, sentía sus silencios hablar, sentía su dolor de Madre clavarse en el abandono y en el desgarro de ver cómo un hijo pierde la vida entre burlas, envidias, humillaciones,…

Qué duro debió de ser rebuscar en las entrañas del dolor… y regalarnos un corazón a medio latir, un alma a medio escapar, un negro hábito a medio huir.

Donde no llegó su talento… llegó el talento de San Gabriel…

Donde no llegaron sus espantos… llegaron los espantos de San Gabriel…

Donde no llegaron los sinsabores… llegaron los sinsabores de San Gabriel…

Él tuvo la culpa de que un grupo de hermanos fueran a buscarla a un taller sevillano; él tuvo la culpa de ponerla en el camino de los secretos mejor guardados; él tuvo la culpa de que su nombre… en nuestros labios… nunca se mencione en vano.

Amarla,… quererla,… enamorarla…como estoy seguro de que la amó,… la quiso… y se enamoró… el que -quizás por culpa de Lastrucci- pudo alcanzar el grado de Arcángel y pasar los fines de semana muy cerquita del Edén… junto a sus amigos de la infancia, San Miguel y San Rafael. 

Y recordad una cosita, de vez en cuando démosle las gracias a aquel que bajó a la tierra para… -con el soplo de sus alas-… llenarnos de Fe, de Gracia y de Esperanza… y regalarnos a la Virgen del Nombre más Dulce.


Extracto de la Invocación al Dulce Nombre
 
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo me enamoré de ti..

           Permíteme que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre seduce una vez más a mis labios. Permíteme que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.   Permíteme que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan cuando tu voz le susurra a Cádiz que esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único universo. Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la esquina   de un pasodoble interminable, de esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se la da de artista.   Juan Carlos , cuando la vida se me tuerc

Se muere...

El centro de Jerez se muere. Está sentenciado. No tiene remedio; lleva meses desahuciado, y sólo falta poner sobre su lápida vital la fecha de su defunción. Duele escribir con la cólera entre los dedos y la impotencia en los labios, pero más duele ver como el jerezano de a pie mira para otro lado y saca su mirada conformista una vez más. Y como yo escribo en base a lo que siento, y de conformista ya me queda poco, junto palabras desde la rabia, la furia y la resignación que me trasmiten los ojos de esos amigos que en su día apostaron sus ahorros y sus sueños en levantar un negocio en el centro, … y ahora ven cómo el centro se va convirtiendo en un desolador cementerio. Y ya saben lo que uno encuentra cuando visita campo santo: recuerdos, nostalgias, humedades, … Quizás por eso las grandes firmas huyan despavoridas de sus enclaves estratégicos sin mirar atrás, antes de que sus clientes les paguen con coronas de flores. Quizás tenga que ver algo las chapuzas de a

Un eterno hombre COBARDE... y sus ETERNOS hombres bonitos

Cádiz, ven.. déjame que te tome de la cintura para dar un paseo por la orilla de tus susurros, y permíteme que dibuje sobre la caricia de cada ola la historia de un niño que se hizo grande entre cobardes y milagros . Prometo que no te entretendré mucho.. Sé que llevas unos días cosiéndole al atardecer sombras y ecos donde los suspiros pedirán perderse entre tipos y coloretes; sé que estas sacándole brillo a los zaguanes de las casapuertas para que las voces que hablan por ti contagien de vida a propios y a extraños; sé que te están dejando reluciente ese castillo de papelillos donde las ilusiones se maquillan con esperas y nervios;… pero yo necesito contarte la historia de uno de los tuyos. Así que, descálzate y ponte cómoda.. Se trata de uno de esos requiebros al que tú le distes la vida -un mes de febrero-, y que nació con el don de quererte y de llevarte entre sonrisillas por todos los confines del mundo. Se trata de uno de esos locos de atar que doremif