A veces resulta curioso ver cómo laten algunos
corazones tras los muros de esta ciudad.
Al
jerezano de pro -desde que nace-, se le cae la baba con aquello que viene de
afuera, sea lo que sea aunque estemos delante del disparate más grande y absurdo
del mundo… y pisoteamos con ahínco y rencor aquella cabeza que lleva nuestra
sangre por el simple hecho de destacar un poquito entre la multitud.
Es
la cruz que llevamos adosada a nuestra penitencia.
Y
la envidia… ese manjar que algunos mastican desde chico.
El
último ejemplo lo está viviendo en sus carnes uno de los nuestros que lleva por
bandera -allá por donde va- la tierra que le vio nacer… gracias a sus videos,
sus golpes en la mesa y a sus iniciativas a través de las redes sociales.
Se
trata de Álvaro Ojeda.
Al
escucharlo, no esperen tratados científicos en sus exposiciones o
revolucionarias teorías que nos expliquen el porqué de la vida… ya que se trata
sólo de un chaval que nos cuenta -a su manera, con su forma de hablar, y
amparado en su libertad-, cómo él ve las cosas.
Álvaro,
ahora que tienes seguidores que se cuentan por miles; ahora que todos te
buscan, te llaman, te cuentan,…; ahora que eres un reclamo porque sales en la
tele y eres famoso… hazte un favor: no desancles los pies del suelo.
Aprende
la lección y asume que en nuestra tierra no puedes ser profeta,… y menos con el
evangelio que intentas difundir, ese que se basa sólo en tu verdad, nada más que
en tu verdad,… y simplemente en compartir tu verdad.
Arrancar
sonrisas y malestar a partes iguales no está al alcance de todos, por eso
quizás ningún medio local se está haciendo eco de este boom que has
creado.
Aun
así, no dejes de seguir trazando tu camino…
Comentarios
Publicar un comentario