Ir al contenido principal

Un poco más.



Llego hoy viernes hasta este folio en blanco sin un tema recurrente con el que sorprenderme, y así sorprender, a esa audiencia literaria que con tanta persistencia invito a que se dé una vuelta por mis escritos.

Tengo que reconocer -y desde esta columna lo reconozco-, que soy un escribano que jamás ha escrito en paleta, pero estoy seguro que de haber nacido en la época de los faraones estaría todo el día repartiendo tablillas a la puerta de palacio con mis pensamientos y mis desvelos.

Pero hay que aprovecharse de las oportunidades que la vida nos va ofreciendo a cada instante, de las manos que nos tienden aquellos que ni siquiera saben cómo suena el timbre de nuestra voz, de la confianza que nos envuelve un simple guiño aunque jamás nos hayamos visto la cara.

Por eso, cada vez que nace un nuevo artículo bajo el suspiro de mis pulsos utilizo todos los medios que están a mi alcance para buscar la complicidad de aquellos que me imagino que algún día serán mis lectores.

Y lo hago no para buscar su aprobación o su desprecio, sino con la única intención de compartir ese sueño al que no pienso renunciar por muchos obstáculos que me sigan poniendo en mi camino; gracias al mismo puedo mantener a flote la quimera de aquel niño que miraba a la luna y deseaba contar lo que sucedía tras su cara oculta.  

Por eso hoy, antes de ser original y buscar en cualquier telediario o teletexto algo con el que alimentar este rinconcito, me van a permitir que desabroche mi alma para que a través de mis letras se me conozca un poco más, y de esta forma pueda cincelar la palabra gracias con mi sello y mi firma. 

Siempre que escribo intento poner en una balanza lo que me dicta el corazón y lo que me sugiere mi cabeza, y al final el que marca los latidos de mis huellas es el que se alza con el triunfo. No siempre ha salido victorioso de esta cruzada, pero a medida que uno va soplando velas va escuchando silencios que bien merecen ser guardados.

Escribo porque cuando junto palabras siento la libertad cabalgar por las orillas de las ideas; escribo porque a través de los espacios puedo dar rienda suelta a mi imaginación, ese volcán que debería estallar más a menudo; y escribo porque gracias a la escritura, voy escribiendo mi propia verdad. 

De ahí que me ilusione con cada comentario que recibo, con cada mensaje que acomodo en la retina de los recuerdos, con cada frase de aliento o desaliento que voy anudando a mis bolsillos, porque eso significa que has querido entrar en el salón de mis frases y párrafos y te has detenido en ver si los cuadros de mis tildes están o no doblados.


Y recuerda: si alguna vez has estado cómodo en ese salón, no cierres la puerta de golpe hasta que no tome nota de tu nombre; quisiera decorar las paredes con tu sonrisa y darte las gracias cada vez que te escuche sonreír.  

Comentarios

  1. Es un lujo empezar el día leyendo tus pensamientos, Alberto.

    Sigue colgándolos, persiguiendo el sueño de que los lean, compartiéndolos para que no se pierdan.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Tienes mi complicidad como lector de tu estupenda prosa.
    Saludos.
    Boris

    ResponderEliminar
  3. Ya sabes que siempre es un gustazo leerte, te expresas tan bien y cuentas las cosas de tal manera que se sienten siempre hondo, así que deja volar tu pluma para el disfrute de todos nosotros :D
    Besotes rey !!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Yo me enamoré de ti..

           Permíteme que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre seduce una vez más a mis labios. Permíteme que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.   Permíteme que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan cuando tu voz le susurra a Cádiz que esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único universo. Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la esquina   de un pasodoble interminable, de esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se la da de artista.   Juan Carlos , cuando la vida se me tuerc

Se muere...

El centro de Jerez se muere. Está sentenciado. No tiene remedio; lleva meses desahuciado, y sólo falta poner sobre su lápida vital la fecha de su defunción. Duele escribir con la cólera entre los dedos y la impotencia en los labios, pero más duele ver como el jerezano de a pie mira para otro lado y saca su mirada conformista una vez más. Y como yo escribo en base a lo que siento, y de conformista ya me queda poco, junto palabras desde la rabia, la furia y la resignación que me trasmiten los ojos de esos amigos que en su día apostaron sus ahorros y sus sueños en levantar un negocio en el centro, … y ahora ven cómo el centro se va convirtiendo en un desolador cementerio. Y ya saben lo que uno encuentra cuando visita campo santo: recuerdos, nostalgias, humedades, … Quizás por eso las grandes firmas huyan despavoridas de sus enclaves estratégicos sin mirar atrás, antes de que sus clientes les paguen con coronas de flores. Quizás tenga que ver algo las chapuzas de a

Un eterno hombre COBARDE... y sus ETERNOS hombres bonitos

Cádiz, ven.. déjame que te tome de la cintura para dar un paseo por la orilla de tus susurros, y permíteme que dibuje sobre la caricia de cada ola la historia de un niño que se hizo grande entre cobardes y milagros . Prometo que no te entretendré mucho.. Sé que llevas unos días cosiéndole al atardecer sombras y ecos donde los suspiros pedirán perderse entre tipos y coloretes; sé que estas sacándole brillo a los zaguanes de las casapuertas para que las voces que hablan por ti contagien de vida a propios y a extraños; sé que te están dejando reluciente ese castillo de papelillos donde las ilusiones se maquillan con esperas y nervios;… pero yo necesito contarte la historia de uno de los tuyos. Así que, descálzate y ponte cómoda.. Se trata de uno de esos requiebros al que tú le distes la vida -un mes de febrero-, y que nació con el don de quererte y de llevarte entre sonrisillas por todos los confines del mundo. Se trata de uno de esos locos de atar que doremif