Un caballero en su última batalla
Hay jugadores que marcan una temporada, una época o un ciclo, pero pocos jugadores han dejado una huella como la que Luka Modric ha dejado impresa sobre el tapete verde del Santiago Bernabéu.
Porque verlo jugar ha sido como ver a un guerrero elegante, a un caballero con la pelota, a un templario en busca de su amada, siempre dispuesto a luchar en la batalla.
Nunca importó el rival, la dificultad o el cansancio de sus piernas, ya que el croata se entregaba con la misma pasión en cada encuentro como si fuera la primera vez, con la cabeza alta y la nobleza en los ojos de quién entiende que cada partido es una pequeña guerra que se juega con inteligencia, clase y sacrificio.
Se ha marchado Modric del Real Madrid... y su adiós fue como él: sincero, emotivo y lleno de respeto.
“No llores porque terminó, sonríe porque sucedió”, dijo, aunque la verdad es que resulta imposible no sentir un vacío.
Se va uno de esos jugadores que detenian el tiempo cuando la pelota se posaba en sus pies... y se va uno de los últimos románticos del fútbol, pero su legado seguirá vivo en cada pase perfecto, en cada regate imposible y en cada lucha sobre el césped.
Luka Modric no solo ganó títulos, sino que ganó corazones sobre todo los que amamos este deporte y vimos en él a un verdadero caballero.
Gracias Lukita por todo, caballero.
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