Corretea Tu nombre entre gemidos
junto al tiempo, amarrado a tus miradas.
Se descalzan las dudas desoladas
y los rezos suplican derretidos.
En las aceras, callan los olvidos.
Las lágrimas se secan deshojadas.
Se queman las promesas, demudadas…
Y coses cicatrices sin quejidos.
Eso provocas Tu, sin miramientos,
al florecer suspiros de locura
en tu boca, en tus ojos, en tus vientos.
Perdiendo la razón y la cordura,
toda piel que se cruza entre lamentos
y te nombra, bajito, su Amargura.
Soneto escrito a la Virgen de la Amargura en el año 2020
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