Ayer, rebuscando entre los cajones de casa, me topé con esta foto…
Me quedé un rato mirándote, y de una manera especial, te empecé a recordar.
Sabes que te echo de menos. Y que es muy duro vivir sin ti. Pero aquí seguimos, tachándole lunas a la vida.
En estos días previos a tu mayor pasión, estarías planchando nuestras túnicas, sacando dobladillos de última hora y dejando claro que tu ibas a ir al palco si o si, aunque te dejaras media respiración en subir esas malditas escaleras.
Tu niña Teresa está feliz. Ella ya te lo habrá contado. Necesitaba volar y lo está haciendo en Osuna de manera maravillosa. Hoy se gradúa de su Mástery ya es toda la mujer que una vez quisimos que fuera.
Tu niño Alberto está creciendo por día. Y aunque sigue siendo del Betis, en el último trabajo relacionado con la Semana Santa ha sacado un diez. No le vuelvas la mirada y sigue vigilándolo porfa.
Y de tu niño Jesús, ¿qué te puedo decir?
Si lo vieras cómo habla, cómo juega al fútbol, cómo se sigue sentando en tu sillón…
Si lo vieras cómo se despierta cuando se queda a dormir en casa y que con su sonrisa inunda todos los sueños...
Si lo vieras cómo me dice papá y me toca la cara…
Es un niño feliz mamá, muy feliz, con unos padres que sólo quieren verlo feliz, y que están haciendo todo lo posible para que así sea. En esto no pienso fracasar.
En unos días lo vestiremos de costalero, y la otra noche me acompañó en mi Oración Poética, y el domingo, al ver a tu Cristo de la Sed, le hablé de ti.
Por casa estamos bien, adaptándonos a vivir sin tus comidas, tus cafés y tus riñas, y te mencionamos todos los días.
Y yo… ahí vamos mamá.
Poco a poco. Saliendo de este pozo y dejando atrás un año duro y complicado.
Sigo yendo a terapia.
Sigo sanando.
Sigo escribiendo…
Y sigo confiando en mi grupo de amigos que no me sueltan la mano. Que me están enseñando a expulsar de mi vida a gente tóxica. Que me están abriendo los ojos para ver el infierno en el que he vivido por personas que no merecen la pena; quien desprecia a mi hijo, que se muerda con su propio veneno.
Se que saldré de esta mamá.
No sé cuándo ni cómo, pero saldré, porque como me dijo alguien hace unos días, “tu luz brilla a pesar de vivir a oscuras.”
Te quiero Milagritos. Allá donde estés… Dale un beso a la abuela y al viejo, y déjame decirte que fuiste, eres y serás la mujer de mi vida.
Hasta otro día mi vida.
Qué maravilla
ResponderEliminarQue bonito Alberto
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