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Pinte su realidad


                       En el trascurso de estos días no solo sacamos del armario los abrigos y las bufandas para protegernos del frío, sino que también rebuscamos entre los cajones de nuestras cinturas eso que se llama humanidad.

Humanidad… esa palabra que deberíamos de aprender de pequeño en las escuelas, en las calles, en las reuniones familiares,…

Humanidad… esa palabra que al escucharla en la boca de otros nos hace asentir con la cabeza, como el eco de algo lejano.

Humanidad… esa palabra donde la h lleva el pecado de ser muda, dejando que sus gritos se ahoguen de soledad al verse reflejada ante los espejos de la cruda realidad.

Pinte usted esta realidad como quiera pintarla,… que siempre habrá alguien detrás para con su historia poder superarla.

Y al llegar las Navidades, la realidad se supera con cruces; sobre todo con  personas expertas en utilizar la palabra humanidad para envolverla a su antojo, pintando así un retrato de ellas mismas bajo la certeza de que así serán mejores personas.

¿Quieren un ejemplo de cómo se manosea la palabra humanidad en estos días?

Mire su móvil y compruebe cuánto mensajes ha recibido con la excusa de felicitarles las Pascuas de personas que apenas respiran a su lado.

Un copia y pega en toda regla que hacemos para quedar bien con todo el mundo; para que el qué dirán sobre nosotros mismos sea menos violento; para acabar el año con una pátina de buenagente que no se la cree nadie.

De este fenómeno social no se libra nadie, ni siquiera me libro yo.

Al menos a mí me queda la conciencia de que mis mensajes enviados este año están dirigidos a personas que estimo, que aprecio y que quiero.


Si entendiéramos de verdad el significado de la palabra humanidad, de seguro que este mundo iría mejor, sobrándonos la mitad de estos mensajes para ser felices.

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