Cuando a un jerezano se le pregunta de donde es, éste
deja claro que uno es de Jerez, y que nuestra ciudad -y nuestro gentilicio-, es
un reino independiente en sí mismo y que nada tiene que ver con la capital de
provincia esa de cuyo nombre mejor no acordarse.
Conozco
a más de uno que sólo de pensar en el nombre de marras… uffff, prefieren citarse
a escondidas con el mismísimo diablo.
Les
decía esto del jerezano porque si es verdad que de frontera para afuera no hay
nadie que defienda lo nuestro como lo hacemos nosotros,… de frontera para
adentro somos nuestro peor enemigo.
Así
de simple. Así de crudo.
Supongo
que habrá un componente en el agua; o será el hecho de respirar a la sombra de
tantos cascos de bodegas; o la influencia del tigre blanco,… no tengo ni idea
de los que nos pasa, pero somos expertos en pisarnos la cabeza.
Que
nadie me rebata esto porque, como buen jerezano, tengo un máster en
sabelotodismo, y aunque luego no participo en nada, voy dando lecciones sobre
lo que se debería de hacer y lo que no.
Y
últimamente ando mosqueado porque el Ayuntamiento ha tenido la osadía de no preguntarme
algunas cuestiones para el buen funcionamiento de algunos eventos; a mí, que si
de algo sé, es precisamente de organizar
eventos.
Aún
sigo esperando una llamada de disculpa por no consultarme lo de la salida de la
Vuelta España; y espero que a raíz de este escrito el Concejal de Fiestas tenga
el detalle de llamarme para, como experto flamencólogo que también soy, hacerle
saber mi opinión respecto a que la fiesta de bulería se celebre en un espacio
público y de gratis.
Señora
alcaldesa, llámeme anda, que con mis consejitos acabábamos con el paro,
Santiago estaría abierto ya, arreglaríamos las colas para renovar el DNI,…
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