Vamos a ver si yo me he enterado bien de esta película.
Resulta
que nuestro ayuntamiento ha destinado un dinero para la rehabilitación de la Iglesia
de Santiago, levantando este acto municipal una considerable indignación entre algún
que otro edil político, dando pie a su vez a que decenas de palmeros salgan de
sus cloacas.
Ha
sido valiente el muchacho y por una vez en su vida ha hablado.
Dejando
a un lado que el momento de destinar este dinero no es casual, puesto que a la
vuelta de la esquina están las urnas y ayudar en la reapertura de Santiago es
sumarse un tanto para tener contentos a los capillitas de la ciudad, y los
capillitas de la ciudad -guste o no guste- movemos muchos votos... todo este
tema me han hervido la sangre.
Y
me la ha hervido porque una vez más dejamos al descubierto la categoría
política que nuestras fronteras sufren, y que supera con creces ya el
esperpento; sirva como ejemplo cualquier pleno municipal.
Y
me la ha hervido porque yo no he visto el mismo énfasis en denunciar los
recortes en Educación, en la trama de los Eres, en el robo del señor Pujol,…
Y
me la ha hervido porque ha estado al quite en un tema donde otra vez el del
crucifijo es protagonista; vaya por Dios…
Se
lo digo con la humildad en los labios y el alma en la palabra: me da pena que
tengáis en vuestras manos el futuro de mi ciudad.
Porque
para una vez que le escucho hablar debe de aceptar que ha sido demasiado
demagogo, demasiado previsible, demasiado político,…y créame, usted encierra
mucho más.
Y
quizás no le vendría mal pasarse por Caritas, o por las colas del Inem, o por
el Comedor del Salvador,… o por el mismo Santiago,… y no solo cada cuatro años
buscando el voto.
Comentarios
Publicar un comentario