Circulan
un par de videos por internet donde se les pregunta a unos cuantos jóvenes por
la figura y el legado que deja tras de sí el presidente Adolfo Suarez.
Son
una muestra más de nuestra excelente incultura y de la poca ternura que todos le
ponemos a algo tan importante y tan esencial como es la historia de nuestra
patria, esa que lamentablemente soterramos cada día entre odios y memorias
históricas.
Les
invito a que se pasen a verlos cuando ustedes quieran; quizás sientan lo mismo que
yo sentí la otra tarde al verlos: vergüenza ajena.
Vergüenza
ajena ante las respuestas que libremente estos jóvenes daban, sin ningún tipo
de pudor o decoro.
Vergüenza
ajena ante la actitud chulesca que presentaban estos mismos jóvenes a los que
España y su pasado se las trae al pairo.
Vergüenza
ajena porque de un plumazo sepultaron el recuerdo del que con sus propios ojos
entendió que “la concordia fue posible”.
Los
maestros liendres aprovecharán esta columna para atacarme de nuevo, pero creo
ciegamente en que hay ciertas cosas que uno debería estudiar sin necesidad de
que éstas aparecieran en los libros de texto o tras cualquier buscador de
internet, y una de ellas es esta.
Quizás
sea la edad o quizás sea que con la alergia añoro esa parte de mi infancia en
la que uno aprendía de sus mayores, sentado a la casapuerta de casa, prestando
atención y guardando silencio ante lecciones de vida.
De
todo esto ya nos arrepentiremos dentro de un par de generaciones, sino al
tiempo; y entonces yo me diré a mí mismo: de aquellos polvos… vinieron estos
lodos.
Menos
mal que nuestro Gobierno está para algo y algún avispado de Moncloa ha estado
al quite y con la idea de cambiarle el nombre al aeropuerto de Madrid ha
pensado en la educación de todos estos ignorantes.
Comentarios
Publicar un comentario