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El niño que lea.




De las cosas más bellas que un maestro de infantil guarda en su memoria una tiene que ver con el sonido de sus niños al leer por primera vez. Tras un trabajo de varios años, las piezas de un puzle sonoro cobran vida cuando ese dedo comienza a subrayar por si solo una frase que dibujará en el rostro de ambos una sonrisa infinita.

Por si alguien no lo sabe, yo les puedo contar que ese milagro no es un trabajo exclusivo de aquel o aquella que aceptó su vocación, sino que tiene que ir de la mano de los padres, de los abuelos, de los tíos,…de todos los agentes activos que participan en la enseñanza -y en la EDUCACION-, de ese infante que a través de un cuento, de un poema o una canción puede vivir otros mundos.

Y paralelo a este milagro se da aquel que tiene que ver cuando un lápiz del número 2, haciendo equilibrio entre sus torpes dedos, le permite escribir su  primer nombre gracias a los personajes del país de las letras.

Pero si para los maestros de infantil es una satisfacción, para los profesores de secundaria, bachillerato, y me consta que hasta para los de Universidad, este tema se está convirtiendo en algo frustrante.

Leer un examen de un alumno de la E.S.O. es un ejercicio de detective en algunos casos, y no solo por su contenido.  

Y en sí mismo es una contradicción que la generación de adolescentes que más leen y más escriben se esté convirtiendo en la más  inculta ortográficamente hablando, puesto que antes de quitarse las legañas, ya han saludado a la humanidad con un tweet de buenos días!, dejando claro a sus amigos, y sus enemigos, que la noche no han podido con ellos.

Hagan suyo aquel consejo que tanto le repetían a mi madre de que el niño leyera, lo que fuera, donde fuera, pero que leyera; tómenlo y hagan lo mismo. Todos saldremos ganando. 

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. La animación a la lectura empieza casi desde los primeros meses, cuando los padres nos preocupamos de leerles cuentos, aunque piensen que no entienden, ellos distinguen los diferentes tonos que usamos. Un cuento debe de ir siempre al lado de un niño desde que pueda aguantarlo con las manos, de los que hacen sonidos, de plástico para la bañera, de tela... Poco a poco se les debe de ir leyendo los más adecuados a su edad y va a llegar el momento, donde un niño estimulado por la lectura, por la curiosidad de saber qué pone en un cuento, o libro, casi te piden que quieren leer, están más motivados y los frutos luego se nota. La animación a la lectura conseguida, le será de gran ayuda para todo su futuro.

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  2. Desde luego, la lectura hay que enseñarla, fomentarla y no solo en la escuela, también en el entorno familiar. Pero creo que se comete a veces el error de obligar a leer. Leer debe ser un placer, y la obligación es como el agua para el gato.Creo que en la escuela y en la familia hay que fomentar ese placer y seguramente la elección de los textos no siempre es la adecuada.
    Un abrazo.
    Boris

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