Dejad que los niños curioseen, jueguen, se sorprendan…
Busquen sus cosas por sí solos, se caían, se den abrazos, ...
Se frustren, se quieran, se elijan,...
Los niños tienen que equivocarse, tienen que tener sus propios miedos, pueden decir abiertamente que no les gustan las lentejas,...
Los niños deben de soñar despiertos, tienen que convertirse en piratas o en fantasmas, tienen que aburrirse,...
Dejemos que los niños vayan haciendo sus propios caminos al caminar, que se tropiecen con sus propias piedras, que se sienten a la sombra de sus árboles cuando no puedan más.
Dejemos que los niños rían con sus ocurrencias, griten de felicidad, lo pongan todo por medio y que digan “voy” mil veces a la hora de recoger.
Dejemos que los niños vivan alejados de los móviles; ya habrá tiempo de que se vuelvan adictos a esta lacra que está acabando con nosotros.
Sólo se es niño una vez en la vida. Recordémoslo. Recordémoselo.
En esta etapa -la de infantil-, se hunden las raíces de lo que serán de mayores.
Todos sabemos esto, ¿verdad?
Pues dejemos vivir a los niños su propia vida, que el día de mañana, serán adultos agradecidos.
Artículo publicado en la Web: https://estimulacionpsicomotriz.com/
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