Los que hemos nacido en torno a las fronteras de un
barrio conservamos en nuestra piel el eco sordo de los recuerdos y el grito
ahogado de nuestros olvidos, conformando a día de hoy lo que fuimos, lo que somos
y lo que nos queda aún por ser.
Solemos
echar la vista atrás cuando el horizonte nos atraviesa las dudas y dibujamos
con la tinta taciturna de las nostalgias el olor a puchero de la vecina de la
esquina, la mirada tierna del que se fue para siempre andar regresando, la
algarabía de una nueva cicatriz en la costilla de la calle de al lado…
Un
barrio lo conforman los delantales de las abuelas, las ausencias sin consuelo, la
ropa tendía a medio sol; el repique de campana de la Iglesia, los juegos en la
plazoleta, los bocadillos a medias en cualquier casa puerta; el primer amor de
pandilla, la primera amanecida, el primer beso robado a la luna…
Un
barrio es el rincón por donde nuestra mirada sonríe al verse descalza entre moratones,
cardenales y arrugas.
Un
barrio es la caja de pandora donde los dientes perdieron sus dobladillos de
leche.
El
barrio del Cerro del Águila dejó sus confines enterrados en la historia cuando sus
cerreños encalaron la parroquia del barrio con el nombre de Dolores… inicio,
nudo y desenlace de todos los sueños conjugados a media tarde.
Si
alguien en el barrio se resfría, Dolores se resfría…
Si
alguien en el barrio llora, Dolores llora…
Y
si alguien en el barrio la nombra, Dolores se arremanga las enaguas, echa la
llave al portón de su casa y zozobra tempestades… porque de tempestades,
portones y zozobras Dolores sabe más que nadie.
Porque
en sus lágrimas despeñadas por su rostro lleva hilvanado el nombre de todos lo
que la quisieron a boca llena.
Porque
en su cintura quebrantada se duermen los rezos con sabor a alpargata que desde
hace años la llevan a Sevilla para que Sevilla se duerma con el racheo quebrado
de su cintura.
Porque
en sus suspiros entrecortados las pupilas enjuagan verdades como sombras de
promesas.
El
barrio, la hermandad, la parroquia… todo gira en torno a Ella, ese faro vigía
que habita en las entrañas de los que dejan volar su imaginación en torno al
silencio inacabado de la pena que desmantela al barrio, a la hermandad y a la
parroquia en dos.
La
suerte es que Ella -con solo callar-, habla en boca de todos para que todos
guarden silencio y mastiquen la suerte que supone tenerla cerquita.
A
veces pienso que Dios tiene formas muy sutiles de desabrocharse el alma, por
eso…
En tus manos se sosiegan
los rezos de tus vecinos
lágrimas y desatinos
verdades que se despliegan
como llamas que navegan
por el mar de los temores
y al nombrarte, entre sudores
amparas todas sus penas
sepultando las cadenas
bajo el nombre de Dolores.
Salida Virgen de los Dolores Año 2018 https://www.youtube.com/watch?v=85nUZtIcRWY
Artículo publicado en la web ArteSacro
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