¿Por qué eres del Nazareno?

El verano se presenta como la época mas propicia para descansar cuerpo y mente; nos abandonamos a los placeres ocultos que nos brinda una buena siesta, disfrutamos de días de sol y de playa, el despertador no existe y raro es el día en que, alrededor de una buena cervecita, no surge algún tema cofradieropara comentar; que si la nueva Carrera Oficial, que si los horarios, que si las bandas, ... 

 

Este año la cosa no tenía por qué ser distinta como otras veces, hasta que un amigo, mirándome a los ojos, me preguntó:

 

- Y tú, ¿por qué eres del Nazareno?

 

La pregunta me sobresaltó, pues nunca me imaginé que alguien me preguntara por algo tan personal para mí; dejé que el silencio hiciera acto de presencia, y mirándole a los ojos, le contesté:

 

- ¿Qué por qué soy del Nazareno? Te podría dar razones familiares, sociales... inclusive, te podría decir que, visto la túnica morada por tradición, pero no es así. Yo soy del Nazareno por que creo en Jesús, y en su Madre, y mi fe en ambos, es ciega.

 

 Mira –le decía a mis amigo-, cuando llegan las dos de la mañana de cada Madrugá, los nervios ya hacen de las suyas por mi cuerpo, y sólo al colocarme la medalla de mi Hermandad se calman; y aunque sé que debería de ir mas por la misma, es llegar a ese patio de Cristina y saber que Ella me ha llamado para que esté a su lado.

 

Y entonces, esquivando a amigos y a conocidos, busco perderme en su mirada. Y sin poder levantar la cabeza del suelo, le digo: 

 

estoy aquí porque Tú has querido que esté, otra noche más, a tu lado. Gracias Madre Mía.

 

Soy del Nazareno por que no hay ofrenda más grande en esta vida que proclamar mi fe hacia mi Virgen; y lo hago a cara descubierta y sin tapujos; y no me da vergüenza ni decirlo ni hacerlo. Y mientras que Ella me de fuerzas, lo seguiré haciendo por que lo necesito, porque mi fe en Ella me da fuerzas para pisar con mas ahínco en este mundo que nos ha tocado vivir, y si es cierto que va a la deriva, no hay salvavidas mas seguro que el reflejo de sus ojos al llegar a su casa, cansada, tras otra Madrugada. 

 

Ser de Jesús Nazareno es tener las cosas claras, es abrazar la fe que nos mueve y proclamarla a los cuatro vientos; y si la noche trae frío -como pasó esté año-, no hay mayor abrigo que una túnica morada.

 

¿Ya sabes por qué soy del Nazareno?

 

NOTA: de los primeros artículos que escribí en el Boletín de la Hermandad de Jesús Nazareno, de Jerez de la Frontera