Señoras y Señores. Ladys and Gentlemans. Mesdames et Messieurs…
Déjenme que les cuente, les presente y les confíe la última atracción que esta
Noble y Leal ciudad de los Despropósitos y Suciedades Eternas oferta a propios
y extraños a lo largo de sus calles, parques y aledaños.
Estoy
seguro que sus ojos jamás vieron nada igual y que una vez que la conozcan,
inundarán de fotos su muro de Facebook.
Y
es que repartidos por la Ronda del Colesterol y por diversas zonas de la ciudad
usted puede sentarse en unos maravillosos bancos de hormigón envueltos en
colores que de seguro que serán cómplices de mil confesiones y risas.
La
ciudad los necesitaba. Los jerezanos los necesitábamos. Yo los necesitaba.
Y
quién mejor que nosotros para albergar esta iniciativa, al igual que en su día
hicimos al colocar una rotonda con caballitos con la piel amarilla, verde, lila…
Quién
mejor que nosotros para facilitarle a la juventud que pele la pava cada noche
en un banco diferente y sientan cómo la pasión les fluye por las venas.
Y,
por último, quién mejor que este Gobierno Municipal para seguir descojonándose
en nuestra cara… con la de cosas útiles que pueden hacer por nosotros.
Si
vemos el vaso medio lleno, estos bancos de colorines son la nueva oferta de esta
ciudad adormecida y que lleva meses, años, legislaturas con el pie encharcado
en errores y caminando por el renglón de su presente cada vez más torcido.
Pero
si vemos el vaso medio vacío, surge la pregunta sobre el dinero que se han
gastado en pintura y en rodillos; al menos alguien habrá hecho caja a consta de
un negocio tan estúpido e inútil como es el del pintar un banco de hormigón.
Sólo
me queda pensar que, si la ciudad se derrumba y desaparecemos del mapa, al
menos tendremos un sitio para sentarnos.
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