Antonio Orozco dijo una vez que hay muchas maneras
de decir te quiero, pero que nada es
comparable al repeluco que nuestra piel siente cuando esas dos palabras recorren
el mapa de nuestros lunares porque alguien nos lo dice al oído.
A
ciertas edades, hay ciertas palabras que uno necesita escucharlas de manera
directa, sin rodeos y a sabiendas que ese juego de latidos puede hacernos
olvidar un mal día o puede calmar una tarde de llanto y soledad.
Por
eso, cuando se dice te quiero, el
alma descorre los pestillos donde la felicidad duerme y se pinta dos sonrisas
que saben a tiempo hilvanado a la memoria, a rostro envuelto en recuerdos, a
sabanas y amaneceres de escalofríos.
Cuando
se dice te quiero, uno se siente un
valiente en mitad de la batalla que es capaz de enfrentarse a los requiebros
del corazón con el pecho descubierto; a las gotas de lluvia en primavera con
promesas encendidas; al frío del desierto por la noche con hogueras de caricias,
…
Cuando
se dice te quiero, los silencios toman
la palabra, el destino se pellizca los pulsos y un trozo de tus entrañas sale
por tu boca para perderse en la boca de otra persona y trocearle las entrañas…
Después
de un tiempo, un te quiero puede ser
la llave que los cerrojos necesitan para desabrochar los olvidos, para pespuntear
amaneceres de espasmos, para rasgar sobre la arena mojada el nombre de un suspiro
de amor.
Si
se lo dices a alguien buscando sus pasos entre la multitud, es para decirle a
esa persona que “aquí sigo estando”; y
si se lo dices a solas, con la luna alumbrando el cordel de las pupilas, la
multitud reseguirá esos pasos para poder escucharlo.
Cuando
lo lees en un mensaje de texto, los miedos huyen al tener la certeza de que al
menos alguien te quiere, … y cuando alguien te quiere, los miedos lo saben, la
ropa lo sabe, tu mirada lo sabe.
Se
puede decir con tizas de colores, con purpurinas ardientes, con las manos
atadas y desatadas a la vez…
Se
puede leer en un trozo de papel pegado en la nevera, en una tarde de
cumpleaños, en un paseo por la ciudad de los coloretes…
Se
puede decir cuando el interior de uno arde en deseos de amar a la otra persona,
de querer ser de la otra persona, de formar parte de la otra persona…
…
El
primer te quiero nunca se olvida… y el olvido nunca podrá quererte como lo hizo
la primera vez.
Como
ven, se puede decir te quiero de mil
maneras distintas, de mil formas, con mil guiños diferentes… pero háganse un
favor y díganlo, porque es mucho más bonito decir te quiero que tener que imaginárselo.
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