Ir al contenido principal

¡Sois unos privilegiados!



















Cuando el mes de Enero se va acomodando en los calendarios, si nos acercamos hasta la capilla del Humilladero, podremos ver como en el frío mármol de la nave principal se van desenterrando las huellas que la memoria de nuestra hermandad ha perfilado con el paso de los años.

Están ahí, se han ganado ese lugar de privilegio a base de cuaresmas y papeletas de sitio, no hacen ruido, apenas se mueven, comparten con el viento la eternidad y cada mediodía esperan la visita del sol para que éste vuelva a coquetear con ellas cuando se cuela por entre las vidrieras.

Si disponen de tiempo, pasen por esa capilla, siéntense en cualquiera de sus bancos, y después de agradecer el regalo de respirar cada día, claven su mirada en el suelo. No tengan prisa y podrán descubrir lo que pone en muchas de esas huellas.

Así, podrán leer por los bordes el nombre de todos aquellos que alguna vez han vestido esa túnica negra, salpicando de avemarías las costuras de las mismas. Pueden que sean capaces de palpar el rastro de los que cada día visitan nuestra humilde morada, personas anónimas que alzan su mirada para clavarse en el pecho de esa Madre - rota por el dolor-, y le suplican que sus pasos no pierdan la estela de su belleza. Incluso pueden que sean capaces de descifrar las plegarias que se han quedado grabadas, en forma de besos, entre los pliegues de cada besamanos.

Cuando la luna subraya en el orden del día que tenemos igualá en las Angustias, me detengo a buscar esas huellas, las rebusco por todo la capilla y, vencido por el cansancio, reposo mis pulsos en las que se encuentran ancladas entorno a los pies del camarín. Esas huellas tienen un latido distinto. Esas huellas aun tienen vida. Esas huellas son especiales.

Cuando al fin doy con ellas, cierro los ojos y pienso en los dueños de esas huellas, en todos aquellos que han tenido la bendita suerte de fajarse bajo esas andas y pisar los adoquines de algunas calles de nuestra ciudad, para rabia de algunas otras.

Desde que me aconsejaron que las mías no podrían quedarse por allí, sé que mis riñones no soportarán jamás el peso de la muerte, sé que mis pies sólo podrán reseguir el camino de las de ustedes, y os tengo que confesar que cuando os veo cada noche de ensayo siento envidia porque vuestras huellas están recubiertas de la gracia y del amor que os dispensa la dueña del luto que impregna la Corredera cada Domingo de Ramos.

Hoy de nuevo comienza a vislumbrarse el sueño, y lo hace con un leve roce sobre vuestros cuellos. Hoy os tallarán descalzos para colocaros en un “palo” donde los rezos se fundirán con los sudores. Hoy se acunarán vuestras promesas entorno a unos relevos y una molía. Hoy tenéis una cita con Ella y es hoy cuando os voy a mirar de frente para deciros lo que sois: unos privilegiados.

Privilegiados porque llevareis sobre vuestros hombros a la dueña de la historia. Porque el racheo de vuestros izquierdos perfumarán de puñales los azahares y porque amáis con el corazón abierto a una Madre que os ha escogido a vosotros para ser amados.

Privilegiados porque vuestros silencios se perderán en las memorias de los que os vean, y los que os vean solo podrán guardar silencio cuando se pierdan ante Ella.

Privilegiados porque estaréis cerquita de las entrañas del dolor, porque escuchareis cómo suenan las canciones de cuna que ángeles negros compusieron con su propio sangre, y porque recibiréis sobre vuestros cuerpos el peso de llevar la mirada más sencilla que Dios supo encargar a manos humanas.

Privilegiados por llevarla, por sentirla, por pasearla y por sufrirla, porque hay debajo también se sufre. Pero privilegiados al fin y al cabo porque tras esos respiraderos se ve la vida de otra manera.

Cuando el Domingo de Ramos vaya llegando a su ocaso y se cierre el portón de la calle, de nuevo Ella volverá a ser de nosotros, porque vosotros la traeréis a casa de vuelta. Viviremos varias chicotás entre la penumbra de los cirios calientes. Escucharemos como por la boca se os escapa la vida y como os falta el aire para seguir resoplando y será entonces cuando la encuentre, cuando tras mi cansancio aparezca Ella para secarme las lágrimas por estar un nuevo año a su lado, y es entonces cuando sé que daría mi vida por echaros una mano allá abajo.

Nunca perdáis el rastro que dejáis allá por donde vais, nunca permitáis que vuestra personalidad varíe por el antojo de otros y, sobre todo, nunca dejéis de quererla como la queréis, porque en definitiva, sois lo que sois gracias a Ella.

Disfrutad de nuevo hermanos, y mucha suerte.






Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo me enamoré de ti..

           Permíteme que levante la mano y que escriba lo que mi corazón siente cuando tu nombre seduce una vez más a mis labios. Permíteme que sea un arrabalero más entre la chusma selecta que escoge tus canciones para poder vivir sin anclajes sobre los atardeceres apaleados de este mundo.   Permíteme que me empape una vez más de tu pluma, del brillo bohemio de tus ojos, de tus muñecas condenadas, atadas y maniatadas a una guitarra y que sólo se liberan cuando tu voz le susurra a Cádiz que esa costilla de tierra millonaria es tu única patria, tu único cielo, tu único universo. Ser de ti es un lujo que la vida me tenía reservado en la esquina   de un pasodoble interminable, de esos que tú compones sin miedo, sin coloretes, sin purpurina caduca y sin febrero que deshojar, y que cuando mi garganta me lo canta por lo bajini, mi piel se eriza y se desgarra como si yo fuera un nostálgico comparsista que se la da de artista.   Juan Carlos , cuando la vida se me tuerc

Se muere...

El centro de Jerez se muere. Está sentenciado. No tiene remedio; lleva meses desahuciado, y sólo falta poner sobre su lápida vital la fecha de su defunción. Duele escribir con la cólera entre los dedos y la impotencia en los labios, pero más duele ver como el jerezano de a pie mira para otro lado y saca su mirada conformista una vez más. Y como yo escribo en base a lo que siento, y de conformista ya me queda poco, junto palabras desde la rabia, la furia y la resignación que me trasmiten los ojos de esos amigos que en su día apostaron sus ahorros y sus sueños en levantar un negocio en el centro, … y ahora ven cómo el centro se va convirtiendo en un desolador cementerio. Y ya saben lo que uno encuentra cuando visita campo santo: recuerdos, nostalgias, humedades, … Quizás por eso las grandes firmas huyan despavoridas de sus enclaves estratégicos sin mirar atrás, antes de que sus clientes les paguen con coronas de flores. Quizás tenga que ver algo las chapuzas de a

Un eterno hombre COBARDE... y sus ETERNOS hombres bonitos

Cádiz, ven.. déjame que te tome de la cintura para dar un paseo por la orilla de tus susurros, y permíteme que dibuje sobre la caricia de cada ola la historia de un niño que se hizo grande entre cobardes y milagros . Prometo que no te entretendré mucho.. Sé que llevas unos días cosiéndole al atardecer sombras y ecos donde los suspiros pedirán perderse entre tipos y coloretes; sé que estas sacándole brillo a los zaguanes de las casapuertas para que las voces que hablan por ti contagien de vida a propios y a extraños; sé que te están dejando reluciente ese castillo de papelillos donde las ilusiones se maquillan con esperas y nervios;… pero yo necesito contarte la historia de uno de los tuyos. Así que, descálzate y ponte cómoda.. Se trata de uno de esos requiebros al que tú le distes la vida -un mes de febrero-, y que nació con el don de quererte y de llevarte entre sonrisillas por todos los confines del mundo. Se trata de uno de esos locos de atar que doremif