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Mostrando entradas de enero, 2016

Un amor de perfil...

Siempre he pensado que la felicidad es un leve suspiro que atraviesa nuestro cuerpo de arriba a abajo y que al abandonarnos dibuja un moratón en forma de rescoldo a la altura de los huesos del esternón. Se trata de unos instantes que son efímeros, breves, pasajeros… llamas que crepitan en silencio cuando cerramos los ojos y nos damos una vuelta por la barandilla de nuestros recuerdos. La tarde del pasado sábado es uno de esos instantes de felicidad que van a quedar enmarcados para siempre en torno a mi memoria, ya que tras quince años de espera al fin me topé con el Pregón de la Semana Santa de Carlos Herrera . Y no podía ser en otra ciudad que no fuera la vieja Cádiz… Corría el año 2001 cuando Herrera se enfundó en un chaqué de versos y vivencias para declararle su amor incondicional a la ciudad que cuenta las primaveras a la velocidad del óleo desde el atril del Teatro Maestranza. Justo en el momento en el que los folios alumbraban con sus párrafos el ro

Tu nombre encierra...

             Existen ciertos nombres que cuando uno los menciona siente un leve calor apoderarse de nuestros labios; otras veces esa sensación se transforma en miedos, algunas otras en nostalgias y otras tantas veces uno siente una caricia con sabor a envidias corretear libremente por nuestra boca. Se podría decir que asociamos una parte por el todo cuando nombramos un todo que inunda con su mención a todas las partes. Algo parecido a esto que les cuento me sucede a mí cada vez que escribo el nombre de Jerez en un impreso, cada vez que lo escucho como carta de presentación precediendo a cualquier artista nacido cerquita mía o cada vez que tomo su nombre para responder de dónde vengo. Como un resorte digo que yo soy de Jerez de la Frontera , a sabiendas que mi patria no es la cuna de la perfección, pero dejando claro en mi sonrisa que entre albarizas, bodegas y campanarios mi  trocito de tierra encierra mucho más de lo que la gente pueda llegar a imaginarse. Porque e

Para ser feliz..

Escuchaba el otro día en la radio a un experto sociólogo determinar que el ser humano podía ser feliz si miraba el vaso de la vida medio lleno y obviaba aquellos pensamientos negativos y dañinos, evitando de esta forma que el alma se fuera atemorizando cada día.    Para ello compartió un pequeño decálogo que el mismo había denominado como los diez pasos para ser feliz. Entre otras cosas comentaba que hay que ser expresivo y cariñoso con los que nos rodean, hay que fomentar la confianza en uno mismo y hay que descubrir quiénes somos en realidad como puerta principal para avanzar y alcanzar nuestros objetivos. Tras asimilar sus consejos, me quedé esperando a que comentara cómo uno puede ser feliz si la propia vida es la que te va dejando piedras en el camino difíciles de esquivar. Porque… ¿Existe felicidad para una madre que regresa a casa envuelta en lutos respirando dolor e impotencias? ¿Existe felicidad para una hija que se despierta a medianoche al sentir

Un nuevo Carnaval..

Se abre el telón del Gran Teatro Falla y aparece una ciudad envuelta en compases de carnaval y dispuesta a desafiar al mundo -un febrero más-, con la purpurina de dos simples coloretes en la cara. Se trata de Cádiz, esa ciudad que nació del mar, que vive hechizada por el mar, y que seguirá eternamente anclada al mar. Un mar al que van a morir muchos de los problemas de los gaditanos cuando la soga del día a día jala con fuerza de las impotencias,.. un mar que a veces es la fuente de inspiración para que sus autores de carnaval dejen escrito sobre el pentagrama de las olas el latido de sus almas que más tarde, al ponerle voz y aplauso, se convertirá en inmortal por la gracia del tiempo.   Reconozco que soy un amante del carnaval, al igual que lo soy de Cádiz. Y muchísima culpa de este romance en la lejanía la tiene este veneno que destila desde hace años por mis venas y que me hace entonar alguna que otra presentación de comparsa como si yo fuese un octavillita, can

365 Oportunidades

Puede parecer una tontería, pero al calendario que has colgado sobre la alcayata de la pared ya le sobran un par de días. Se te han escapado sin apenas darte cuenta, y me temo que no hay fórmula mágica para recuperarlos. Mientras intentabas digerir uvas y devolver mensajes de felicitación por el miedo ese al qué dirán que creías haber superado hace tiempo, se te han escapado de entre las manos las primeras oportunidades del año. Pero tranquilo, aún te quedan muchas más en el tintero de las ocasiones; así que -aunque sólo sea por esta vez-, léeme con atención… Empieza cada día sonriendo, amando, besando a aquellos a los que tienes cerca… y búscate el modo de hacérselo saber a aquellos a los que tienes lejos de ti. Al mediodía, déjate la piel abrazando, soñando, gritando a los cuatros vientos todo lo que envuelve al latido de tu corazón; recuerda que no hay nadie en este mundo que te conozca mejor que él. Y antes de que el día eche el cerrojo al suspiro del h