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Mostrando entradas de mayo, 2010

¿Será el mi Dios?

Cada uno cree en Dios a su manera. Es cierto que yo no necesito de una forma material, tangible y plástica para saber que existe, pero desde que viví en Sevilla no puedo dejar de buscarlo cada Martes Santo. Cuando yo estudiaba en el Rectorado, a eso de las doce de la mañana, iba a buscarlo a su reducida y coqueta capilla, recordando mis pasos al niño que creció al amparo de su Madre; me sentaba en el ultimo banco –eso aun lo sigo haciendo- y clavaba mi vista en sus dedos, en sus manos, en sus muñecas, en sus brazos,... y haciendo un recorrido por todo su cuerpo roto, agotado y cansado, le iba contando las dudas que asaltaban mis noches y las alegrías que se me escapaban por entre los días. Han pasado ya diez años desde mi estancia en Sevilla, y hoy de nuevo me he vuelto a acordar de Él, y sin quererlo –o por que Él así lo quiere-, he cerrado los ojos, he soñado con su salida, y he sido capaz de volver a escribir. Se acrecienta tu sombra al caer la tarde proyectándose sobre la multitud